martes, 22 de mayo de 2018

Calzada. (Última Función)

Mejor o peor, nietos próximos y distantes, todos ustedes saben de qué va este viejo joven, precisión forzosa ésta y muy a cuento ahora, cuando pregunto a la Calzada por los años que quedan.
Esperen, les recuerdo una viñeta, para hacer menos árido el paseo:
-¿A cuánto? -preguntó señalando el montoncito sobre mi manta en el suelo.
-Millón -contesté.
-¡Perdón! No, no quiero comprarle la producción de aquí hasta que se muera. Si ni a una docena llega.
No tuvo respuesta, sólo mi rostro de hambre mirando hacía él, que se conmovió.
-¿Cuánto por todo?
-¿Por todo? No puedo, patrón.
-No me salga como la india con su kilo de limones.
-Sí le salgo, señor, perdón. Es lo único que tengo. Si se lleva todo ¿qué hago mañana? Viene el inspector y me corre.
-¿Y luego?
-Que no sé hacer otra cosa, marchante.
-¿Qué?, ¿estar aquí de ofrecido? ¿Pues de qué come, pobre hombre?
-De la voz que regatea. Soy el puro regateo, ¿ve? ¡Pásele, joven!
No explicaré otra vez cómo llegué hasta aquí económicamente. Diré solo que no fui tan irresponsable como parece. Mis reales oficios condujeron tiempo atrás a un callejón sin salida. Sabría salir, estaba seguro, dignamente, aprovechando la resistencia inapreciada por otros. 
El camino se diría libre cuando empecé en esto:
Tomé un respiro para cumplir un compromiso moral (http://brigadaparaleerenlibertad.com/programas/julio-cesar-mondragon/) y al regreso el libérrimo nuevo mercado había hecho de las suyas. 
Bueno, sino era allí encontraría otro lado o lo crearía, para traficar, precisamente, con historias y relatos.
-En nuestros días, millones viven del híper, ¿por qué no tú? -sugirió alguien. 
No se pasa la vida despreciando el comercio para a lo súbito desdecir al Marchante, ¿verdad? 
-¡Un nombre, un nombre, por favor! -rogaba en sueños, jeje.  
Total, me hice una vida de cuatro dígitos con Hospital General a la puerta -la gente de bien empieza en los cinco y con un número tres al comienzo.
-Terco -diría mi Tic si leyera aquí y se lo tengo prohibido, jeje.
La Calzada de los Misterios existe, les previne. 
Está montada sobre la que observan aquí al norte en épocas prehispánicas.

Por flojo no encuentro una buena imagen posterior y muestro entonces este túmulo con que se representan los bíblicos misterios.
Pude vivir colaborando en libros onomáticos de grandes empresas. Lo hice cuando no me involucraba. Antes tuve acceso a un beca internacional y se fue porque debí vender con prisas mi producto. Dos crías que crean el paraíso no comen aire.
Despertar con dos pequeños carcajeándose, admirarlos silenciosamente, bellezas a veces ocultas a los demás... Al segundo lo formamos su hermano y yo y para cualquiera apareció siempre como maravilla. En el primero la estupidez veía problemas futuros.
-¿De qué hablan? -pensaba para mí y los años escupirían sobre ellos -no sobre sí mismos sino sobre los babosos, jeje. 
Nadie cercano puede exhibir hoy una descendencia comparable siquiera en mínimos términos.
Relatos e historias se llamaba la revista que en principio era mi futuro económico para hacer lo importante. Quizá debo cambiarle el nombre a estos cuadernos donde les vendo textos sobre una historia personal y colectiva. Me pagan con visitas y mañana otros, confío, se caerán en efectivo, jeje.