jueves, 30 de abril de 2015

Mal nombrada

Empezamos ella con un ¡Igualado! y yo un ¡Perfumada!, onda Elsa Cárdenas-Pedro Infante en Cuidado con el amor, que no tuvimos, ni el cuidado ni el amor.
¿Que me la comería si dejara? La noche de leer juntos en un genial antro, le dije que era la primera mujer en mi vida con quien me sentía en desventaja. No se trataba de la edad, pues otras jóvenes me acostumbraron al descaro. De fuerza, iba el asunto, y yo mentía. Siempre supe cuán poco valía frente a quienes asumían los roles más duros y esenciales. Con esa ya no tan muchacha les rendía culto en la vejez. Al fin irrumpían socialmente, por una combinación de virtuosos y terribles impulsos. El mercado laboral las demansaba en masa para seguir despretigiando el trabajo, requería capacitarlas vendiéndoles de paso una falsa promesa y ellas aprovecharon, como siempre que tuvieron modo. Pagarían con sangre, otra vez, y a muy alto costo. Serían violadas y asesinadas en números solo comparables a las de las guerras de odio, mientras creaban con ellas un negocio aun más rentable que el narcotrático, secuestrándolas para volverlas carne vil, destazada apenas consumían sus nuevos encantos. 
Yo seguía con mi patético canto:
A cambio nos igualó la risa y el respeto por las mutuas vidas.
Se fue de viaje y puntual avisó, sabiendo cuánto el equilibrio de mi cabeza necesita su presencia virtual, así nos veamos las caras a ratos.
Está enamorada, creo, pues no hablamos del tema, y yo sigo entre el recuerdo de la Inesperada, los suspensos con la Imprecisable y cualquier fantasía a modo, hasta las que la involucran, sepan perdonarme, ustedes y ella.
De película, entonces, la cámara, el director, el crew, la mamá de ella, que la talonea, y mis nietos, venidos (párele, Tera, eh, que tienen nueve años) a apergollarse coristas de Chiquiladas, ni cómo la concentrancia, y luego el ¡Corte!, ya la chiflamos.
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Al día siguiente, dice uno cuando al escribir lo de aquí arriba llevaba cuatro horas en él, chinguiñoso todavía me encuentro con un nuevo "desatino" de la mentada (jjj), que esta vez musicalizo como ella espero quisiera (deje pasar los primeros compases: no encajan ((uuummm)) hasta el sax).
Retiro el estupendo poema (¿es el término correcto, compañera?, pues ya sabe que mi ignorancia genérica -entiéndase eso como se quiera, jjj- confunde el Te Pu -siempre le hablo de usted, eh, así que no me propaso en este momento- Erh con el atole -uuummm). No le pedí permiso para copiarlo -ni para leerlo en público con su nombre y apellido al calce -de aquí a Saturno-, se lo pedí a la Gaby -pero no quiso dármelo- y no extralimitarse rezan las viñeteras reglas; ¿qué hago con la música? 
Como sea, después de conocer lo antedicho innombrable no sé si me atreveré a saludarla al rato, mañana, durante el juicio final. Tenía y no razón: me siento en desventaja con ella, así alardee con mis juegos de palabras:
La Tera, ¿de casualidad tendrá acceso a una grabadora digital, porque no encuentro la mía (pa masturbarme la hallo rapidito, pero en tratándose de trabajo jjj) 
Mucha leidi, sí, mucha, para cualquiera, creo desde la primera vez de verla y pensar A esa no la dobla nadie, menos un hombre.  
La noche en que leímos juntos para otrxs, el antro no se le acabó hasta el amanecer, amansando bureles cuyo trapo no rojo sino negro y arriba de las rodillas atraía las embestidas. Cuando las cervezas en el refrigerador desaparecieron por su largo acto de magia, se echó a dormir sepa dónde, pues mendo -yo, para los nacos, jjj- para entonces con mi pijama de patitos retozaba en la cama. 
Ni idea sobre el momento en que la perderé de vista, quizás el domingo siguiente al miércoles en el cual estamos. Cuanta mujer encuentre por el camino de aquí hasta darlas (aprovéchese si quiere, Mal nombrada, que me puse profundo y los albures no me andan) la descubrirá, porque nunca nada se da en maceta, de unidad en unidad, y alguna milpa la produjo, seguro y en consecuencia vaya a calcular yo cuántas Aguamieles que rajan la garganta circulan por ahí.
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Las 8:46 pm y no se reporta. Que el paciente se le pira, acuérdese, guarra, porque no me va a decir que estuvo cortando margaritas... ¿o duerme, mi Tera, para que la noche rinda según debe y no haya más ese sol por el cual en odio vomita? Sólo acuérdese de que a los gallos les late donde la ouija.
Por cierto, pídame permiso en delante: el dueño de la comba grande que tanto gusta a las brujas y a vuescencia, hermanas todas, pues no en balde lleva de emblema este son; que la noche al abandono, entonces, es de mi propiedad cuarenta y dos años antes de la caída de usted a este valle de kikirikis.
Su rabia y su coraje los topé en 1972 caminando por la calle, y en los años luego se convirtieron a mis ojos en rigurosas apariciones a la madrugada, una pulcata y un congal tras otro escupiendo los restos de hombres que venían por dulce y terminaban en el fondo de la taza sin revolver, pues ácidos los querían para que supieran, si me entiende usted. 
Se tiraron a la basura, la rabia y el coraje aquéllos. Los de usted díganme dónde firmo que no se los lleva el viento ni hoy ni cuando siga enrebozada para convertirse en la mujer con el bastón de los años que tanto quiere y así reencarna. 
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Es otro día y la dama (¡sí, cómo no!, y eso no lleva jjj porque a usted le suena a piropo) se fue a la siesta (muy activa ella, ya la aristocontagié). Por una vez la dejo sola en el dicho placer (¿cuál culpa mía si todo suena a guarrez?)
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A las tres y cuarto la Mal nombrada no puede dormir, para variar y gracias a San Miliano porque así le hago compañía. Comparte esta canción -que suprimo por no continuar pasándome de la raya, pues la señito no dio permiso para estos devaneos.
Minutos después se despide. En media hora regresa, cincho. Le dejo pasar el Yo sé cómo se jetearía rico, y no me salga con su ¡Igualado!, que permite un cualquier cosa en respuesta.

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Hay que poner The End a la viñeta, Tera. De otro modo quedaría expuesta al registro pormenorizado de sus días. 
Con el beso de siempre, respetuosamente, su pacientito.
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Semanas después tomamos juntos -¡oh, revelación, engañan al viñetero público desde la primera línea y tienen queveres!, jjj- lo obvio: la Bruja, beoda consuetudinaria, jjj, una chela, y yo un morigerado café, ofcors, jjj. Sin palabras quedó más clara la cosa que si le hubiéramos aventado varias botellas de cloralex: entre nosotros pura amistad, ni más ni menos, ni más ni menos, pues nos contamos hasta el número de empastes en las muelas, jjj -imagínese vuescencia la estampa en la terraza de un restaurante.
Las semanas pasando de vuelta, vino la mentada (jjj) lectura y la Merezco en acción -perdóneme, Itaj, pero esa cábula se la he dejado ir (jjj) sin respuesta no se cuántas veces- traiba borracho de deseo al personal -grande o chico (uuummm, jjj), no importa- y animó un juego conmigo, cada que amagaba irme. 
-¿Ya se va, don? -decía casi repegando su gloriosa Sugar a mi flaca humanidad, onda Marlene Dietrich con el director de escuela en el Ángel azul; usea, en seducción fatal, jjj.
Cuatro veces por hora, entonces, procedía a levantarme, para que conteniendo mal la risa usted repitiera la escena.
-Guarros, ni si me vuelvo barril de nautle y por ello confundo al Jorobado de París con el David del Miguel Ángel -por cierto, mi Brown, qué mal gusto: ¿ya vio lo poquitito que calza ese galán?- sacarán jalea de este cántaro -venía más a cuento el panal, pero cántaro es cántaro, comprenderá -se escuchaba en el antro todavía más que sus homéricas carcajadas (para el palacio de Bellas Artes andamos hoy).

miércoles, 22 de abril de 2015

Inesperada

  Etc., etc.
Pasan cuatro años y releo esto que cuesta trabajo abrir por su montonal de videos. 
No creía entonces en rehacer nuestra relación amorosa.
Termino perdiéndome entre lo mucho escrito para ti. Hay basura y cosas descentes: Inesperada, viaje final, por ejemplo. Sigo buscando.  

Los diarios a la Inesperada, que aquí inician, a ratos ofrecen material para nuestros cuadernos, nietos. Ilustran no solo mi relación con las mujeres mientras envejezco. Hablan de momentos que no toco en otros lados. Confío sacarles mejor partido allí.
No les llegarán sino a fragmentos, sin música ni fotografías, desde luego.
Quedan por si su curiosidad les gana, cosos.
Qué decir a la Tic, que permite airearlos.
Tienen visitas pues los publicito un poco. Son amigos o habituales, creo.
Betty Blue, de Jean-Jacques Beineix

Meses después de iniciado el diario pone punto final para que la Tic, N y yo desaparezcamos en un pueblo mágico. 
Al leerlo de largo nada se diría accidental. ¿Seduje a P?, ¿me buscó sin demostrarlo? La explicación es muy simple, ni caso tiene darla.  

DE LO QUE PERDÍ AL DESAPARECER LOS BLOGS SÓLO ME DUELE TU VIÑETA, TIC, TAC, AUNQUE LA LEYESES SEGÚN LA HACÍA. VUELVES AHORA Y ODIO NO TENER LAS IMÁGENES QUE EN ALGO NOS RECOGÍAN. 
CUESTAS UN ENORME TRABAJO, P Y YA NO MÁS FALSA A QUE DE PASO CONFUNDÍA, JJJ (ANTES NO JEJEABA; ACOSTÚMBRATE, ANDA, SIN HUMOR NO LO CONSEGUIRÉ).
RECUERDO QUE CALLÉ NUESTRA HISTORIA DURANTE OCHO AÑOS.

"Ahí hay algo más que cariño entre una jovencita y su tío postizo", escribe una mujer en el barrio virtual, bajo la rigurosa foto diaria que coloco de P, la Inesperada. 
"Pues si usted dice", respondo luego de infinidad de insinuaciones parecidas. La por lo común silenciosa coimplicada pierde la paciencia:
"Sí, somos amantes y pronto padres de una criatura, aunque no se note."
A los tres metros de distancia entre nuestras computadoras volteó:
-¿Te enojaste, Tic?
-No, Cuac -responde esta vez imitando al pato en el cual me convirtió por incomprensibles motivos, y casi de un salto cae sobre mí a picotazos (chale, Inespe, qué espectáculos, jjj).
Un par de minutos entre un año hay ahí, P y nunca más otra sigla, hasta el día en que me des permiso y ponga al fin las cinco letras, las canciones y todo lo demás nuestro, nuestro, conforme insististe en el videochat, dije temiendo maltratar la memoria, necesaria en ese instante y no en este cuando ya no sé si borro el pasado pues el día a día que inauguras es el de la ella con quien jugué al amor como nunca antes ni después, de tan completas las maneras; el de la ella entonces, sigo, mejorada -y he de medir muy mucho las palabras, mujer ahora, porque si renuncié en diciembre de 2008 fue gracias y nada más que gracias, justo, a lo único cercano a cuanto significan los hijos, los nietos y el hermano pequeño, y no se te escapa un gramo de lo que hablo, no a ti, la entendedora de todo en mí, modelo exclusivo tú sí... la rima, ¡mira!, qué importa lo mala, de regreso en homenaje a la bien querida, con la cual sobran los rubores, los excesos que se temen, absurdos entre un par de excesos, desborde tras desborde, hasta el infinito, suene como suene la retahíla estilo poeta siglo XIX de la más baja categoría.
¿Vamos a dormir?, debo preguntar porque no miente y no quieres que lo haga el registro de este coso, insomne pareja a quien en tres horas demandará la jornada del niño en la foto, sobre la arena los dos.
Yendo a la cama en el muro virtual (me gusta dormir ahí ahora, dice la confusión de sujetos, jjj), que no puedes ver, cuelgo esto, ajeno a nosotros. 
La vejez, tan parecida a la adolescencia... ¿Te convierto en la que no asía mirando por la ventana de mi cuarto a los trece años? 
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Ya llegué, te digo por primera vez entrando al departamentito, pues jamás usamos la formula, niña cosida al pantalón de quien hacia la variedad de papeles que necesitabas, o porque nos intuíamos o te repugnaban las palabras, tontas, simuladoras, y su empeño por una precisión absurda, odiosa para la sólo sentidos y fantasía que eras. 
Anoche dije muchas boberías aquí, no tuvimos tiempo de hablar y las corrijo antes de que espíe sin sentido tu reacción, porque hoy sí todo comprendes. No lo hacías entonces, pequeñita, y desde luego ni a quien de los dos importe. De amor cuanto había entre nosotros aún antes, sobra decirlo, de la tarde en la cual tendiste el puente para la urgencia de los cuerpos-ventana. Eramos las dos pequeñas criaturas extraviadas a quienes el azar reunió. Apenas nos vimos me convertí en tío, padre, abuelo, cómplice, girando a solas con la joven provinciana veinticuatro horas tras veinticuatro horas.
No sé cuánto reproduciré el año que habitaba el yo joven todavía a pesar de los sesenta años. Estos días te pasé fotos mostrando los efectos de la edad y tus comentarios fueron los previsibles. Desesperada por animarme y contra cuanto llevas dentro, ofreciste convertirnos en amantes virtuales y mi respuesta fue también obvia.
Enorme trabajo costó el reconocimiento de la vejez contra la que nos previne y no cometeré el pecado de ensuciar la historia. 
Cuando en las camaritas leía unas líneas para ti, levanté la cabeza y tu hermosísimo gesto recordó a este -es E.

Tu viejo. El que cabe en la ya no nueva vida de P y nunca se fue. Somos correos de dos líneas cada media hora y una larga llamada por teléfono hecha casi de puros silencios.
¿Volver a contar el 2008 por completo tuyo, cuando no eres más la sombra que lee sino la de dentro de una hora con treinta y ocho minutos en un segundo video chat para el cual no me bañaré ni cambiaré la ropa con que duermo y fui ayer al taller (hace rato acostumbro eso, Tac para variar y aprovechando el regreso del péndulo que hace alto a lo súbito, vuelve hacia atrás y no abandonará más el rincón-cobijo, la mujer de negro sentada está vez en la pesa, siempre con la amable sonrisa). 
En realidad, Inespe, en la viñeta perdida conté sólo una escena: la de tú desde el sillón de rústico cuero y varas decidiéndote a decir de corrido, sin pausa que se prestara al natural equivoco, Te quiero como hombre, luego del largo rato con la mirada sobre mi espalda, común recreo, creí. 
Es hora, cosa.
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No había música, escuchábamos la tarde -lo hacíamos con frecuencia, escuchar, y justo durante las horas en que tu mirada era una caricia (tan usual eso, también) escribí la viñeta del Idiota, con patio de por medio-. Lo de mis brazos como ramas y así el resto un tronco, árbol añoso con las hojas bamboleándose en el cabello al viento de la ventana, no lo inventé. (Me hacía sentir cosas como esas la P, a ratos verbalizadas, explico a quien lea.) Tarareaste una canción improvisada -lo que no tuvieron otros con tu rechazo a la oferta de la gran disquera-, hoy perdida en mi memoria, por increíble que parezca (¿la recuerdas?)-, te dio por silbar y quizás debí prevenirme, pájaro. Una breve pausa -qué presente la tengo y la llegada en ella de las risas de nuestros vecinitos -deberías verlos ahora, en tercer y cuarto grado, calculo.
-Te quiero como hombre. 
Por la confusión perdoné la broma. Tu voz no dejaba dudas, hablabas de algo muy serio, y mi breve tardanza en responden no fue menos parlanchina. ¿Lo venía esperando inconscientemente y trabajaba para ello? Por meses repetí la pregunta en silencio o en voz alta.
Contesté de acuerdo a la etiqueta y al ruego en cuando menos el primer plano de mi interior: Mal entiendo... no lo hagas, por favor, niña... Lo esperaba, desde luego. Dos meses y medio compartiéndolo todo, tú con la seguridad de estar sola en el mundo, no importa cuánto de lejos tu madre y hermano te procuraran, y yo ojos absortos por la llegada dos años atrás del par de maravillas llamadas nietos, con quienes seguía pasando cada tarde de pe a pa y algunas noches que empezaron a espaciar el hijo y la nuera, previsores. Por la calle siempre el contacto de las pieles, normal según los papeles y tu miedo al exterior: de la mano, del brazo, recargando la cabeza en mi hombro o mis piernas, yo acariciándote el pelo o la espalda o los brazos, un beso si la desazón pasaba los límites usuales.
¿Paro, Tic? Gran exceso decir que no desaparecimos la una para el otro. Ocho años. Para ti, los de encontrar una pareja, ni más ni menos, ni más ni menos, mujer escabulléndose de su especie, que habla con hormigas, caracoles, escarabajos -nuevamente cuán poco percibió N a la que estaba detrás y me dirigió a su blog-. El mar para ti sola y sobre todo, luego de un monumental brinco por encima del miedo, ese niño a tu vera en la fotografía, gemelo.
Las tuyas las borré una a una entre el escándalo de lágrimas que duró horas al regresar del aeropuerto. La única viva me sirve para estar seguro de no haberte imaginado. 
La belleza en ti se explica de varias maneras -ella se explica; no hablo de razones. 
¿Vamos a la cama -ay, qué duro pegó eso-?
Inevitable que el idilio durara de principio a fin en la relación y la trascendiera. Tan poco el tiempo, tan peculiares las circunstancias. 
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Fui a la fiesta de cumpleaños de la Dany, que es mi hermanita, mi mamá, mi cómplice. Por eso y por respetar tú domingo, no hubo correos está vez. 
Tu Cuac se volvió un viejo simpático y confiable. En la cabeza toda la tarde-noche, la Tic del pasado y el presente. 
Me preparaste para las mujeres jóvenes como abuelo. De admiración era la cosa, aprendí contigo desde los intercambios antes de que vinieras. Si tenía una práctica muy desarrollada en los cinco varones de mi vida e hice grandes avances con las mujeres cuando lo permitían y aún sin hacerlo, gracias a ti di el salto. 
Les costaba trabajo entenderte. Yo aprendí rápido, ¿no es cierto? El hermano pequeño sirvió de gran maestro.
No te abandonaré más, cosa. En la soledad andarán los recuerdos y su recreo. En lo demás representaré al mismo de hoy con seis jóvenes incorporándome a sus confesiones y bromas secretas. 
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Hoy mis sesenta y ocho, Tic, y a las 12:02 mandas esto
Te perdono el par de minutos. Si aguardé para hacer la vida entera de regreso contigo, con el pequeñito de tu mano y ese hombre cuya dulzura toco a través tuyo. 
El Circo del Sol me quedó chico para que escucharas cómo intentaba escapar de la pérdida irreparable entre quienes por la edad creerías una compensación.
Cumplí sin falta la regla de no traspasar hacia otra los cuerpos y almas que generosamente se me daban. La alfombra mágica en la cual hacía el viaje eras tú. Sobran las explicaciones pues sabes bien cómo obra el amor en mí cuando rebasa cualquier forma.
Canción se llamaba una de la docena que compusiste para este modestísimo hombre. Me vestías de notas y letreros en su camino.
Conoces a la Mal nombrada, de quien en el muro que no me decido a abandonar acabo de bautizar por vez número mil con un Pareja. En las ventanitas abajo una joven trasnochadora se da a la seducción, animada, creo, por el alcohol. Canción me hiciste, cosa, y el resto que quedó basta para la buena fortuna presente.
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Desde luego llamaría, Tic. Ni referencia a la joven, sólo expresar la duda. 
Por la mañana puse fotos de los hijos y los nietos, pues si de amores mayores se trata, como bien sabes ahora. Faltó el registro del hermano pequeño. Sigo vivo de milagro y nadie más tú se da cuenta de cuánto lo necesito cerca a pesar de que moro en él. Sus ojos, Tic, la manera de rascárselos con el dorso de la mano... la sonrisa, el mentón, su piel un poco áspera. 
¿Y tú? Me siento joven hoy y al verte en la pantalla tuve el impulso de ir por ti.
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Pasan los días, charlamos casi a lo telegráfico pues las tareas de ambos se multiplicaron por un momento, sólo por un momento, gracias a San Miliano, como me gusta decir ahora. 
Sin mencionarlos hamacaste los espasmos por el que frente al espejo y las fotos de hijos y nietos fue el último episodio de la aventura que inconscientemente se precipito contigo. En una viñeta contigua, a la cual te asomas, sé y ni caso compartirla en nuestras conversaciones, el poeta que de cuando en cuando leíamos juntos, a quien vi poco antes de tú llegada y de la muerte suya, habló por mí, espero.
Asombroso efecto el de los gritos que eché a diestra y siniestra mientras contemplaba en la pantalla el último cruel retrato de la edad. No más delirios con jóvenes -o viejas, jjj, vaya a ser que sólo cambiara de giro, en pie el negocio de macho, jjj). 
Y así, lo siento, P, tu recuerdo llena ya todo. Anoche saqué el demencial plano que hiciste sobre el uso de esta casita en sus rincones. Lo escanearé para ruborizarte y pavonearme y mientras -si en verdad me decido a plantarlo aquí- explico a las pocas docenas que frecuentan la viñeta. 
Entre carcajadas la damita sorprendiome con un:
-Seis en B. 
El par de horas anteriores evité fisgonear lo que hacía con aire secretoso. Era sobre una gigantesca hoja de papel estraza, cuyos bordes escurrían por toda la mesa redonda, jaloneados una y otra vez entre un alegre nerviosismo que ahora en las manos se transmitía luego a los pies.
Imaginativo yo y de una cerril insubordinación ella contra cuanto representara rutina, procurábamos el amor en lugares insospechados.
Al mapeo de esos nichos se había dedicado la Tic, numerándolos y representando las alternativas en cada uno (¡tipa tan loca!, jjj). 
El problema vino después, en el continuo, fatigoso (jjj) espiar dónde no había huella de nuestro trabajo, que en tal parecía convertirse el placer.
(Son cinco y media, cosa, y no me tengo en pie. Tú debes estar despertando para preparar lo que necesita la fantástica existencia por quien la vida se convirtió en un maravilloso viaje inesperado -como tú-. De nuevo olvido que para ti el reloj se retrasa una hora.)
Ahí vives, cosa, que no es el otro costado de la tierra.
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No subiré tu foto aunque hace unas horas dieras permiso. Eso obliga a que te dibuje. Sigo siendo muy torpe con las palabras y costará trabajo el intento. Lo haré partiendo de la frase aquélla del escritor argentino, ¿recuerdas? Si el sexo de una mujer es como el Amazonas, según él, ¿qué será la mujer toda, continentes y océanos, océanos por encima de cualquier cosa -ve cuán torpe soy todavía; bueno, si nuestro ídolo musical y sus acompañantes meten la pata a la manera de la canción que escuchamos, ni quien se preocupe, dice el experto a quien animabas a continuar explorando el teclado, terca mujer, jjj? 
Sí que soy tu hombre en los términos del otro ídolo... según pueda, añado estúpidamente, pues sólo un rol me queda, frente a ambos. Necesitas al viejo compañero y el traje lo visto las veinticuatro horas -¿azul, es?-, con sombrero y todo, no te quejarás -otra obcecación tuya, la única inútil... hasta ahora. A las 5:31 me descubro en despedida, mi señora, hacia el telón de fondo desde el cual apareceré siempre que quieras, en ochenta y nueve minutos, confío, jjj.
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Dejo lo que sonaba en la madrugada, poco antes de vernos un momento por las camaritas.
Cerré la cuenta pequeña de la red social, estoy en la de apenas cincuenta y tampoco me siento cómodo, Tic. Ni con ella ni con ningún círculo más, como cuando nos encontramos y vivía exclusivamente por el par de pildoritas, a tope desde luego -nunca tanto desde los de la eterna pregunta y el Santo Lugar-. Por ello supe ser el que los dos queríamos
Las personas me enamoran en su simple estar, no tengo que aclararte, y ando sin falta pletórico de cuanto hay, desde lo más pequeño, empezando con lo más pequeño. Mis iguales, en cambio, resultan emocionantes uno a uno y una a una, y al reunirse producen vómito -jjj, qué exagerado tu Cuac-. Adoro a los pocos y a los muchos, siempre y cuando no sean de mi clase.
Menudo innecesaria aclaración para quien mejor me conoce, P.
¿Habrán pasado los cinco minutos con veinte segundos de lectura, que cubre la canción?
Oh, ¿ves la luna? Nuestra caprichosa tiene hoy uno de esos cuatro paseos anuales en que a medianoche saluda a 11, jjj, como numeraste la ventana -el escritorio y la ventana, claro, jjj. 
En verdad deberían acogerme como abuelo del enano. La insomne tú estaría entonces junto a mí... contemplando el reflejo de la señito allá arriba, pues tu costa mira a occidente.
No estás del otro lado del mundo en relación al Cuac pero está noche eres antípoda... como todas, ¿sí? Nos complementamos, entonces.
Voy a escribirte una carta, ahora mismo, que hay cosas que no viene a cuento decir aquí.
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Por casualidad sigo despierto a las 5:21, jjj. ¿No habrá modo de darle un mazazo a uno de los polos para que la cosa esta semiredonda gire al revés y sean tus 6:21 y pueda llamarte ya, jjj. Quita esa sonrisa... en un par de horas, relojaprovechada, jjj. 
Ah, el amor de viejo -y de joven y peor de niño-, tan abnegado -son las horas usuales para el "trabajo", sabes bien. 
Ni describí el Ticplano ni a la Ticdeplano, jjj -el sueño aún me pone doblemente chistín.
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Eres a la única a quien temo con mis gustos musicales.
¿Eso está bien escrito? De todo dudo hoy y tienes culpa en parte, por el amanecer de ayer. Tu nueva, inédita paz termina convirtiéndote en una criatura luminosa. Viene del niño, de tú con él, a quien vi y escuché un momento.
Estiro las manos, tómenlas y llévenme.
Me molesta compartir la viñeta en el Google+. Ni modo, es lo más accesible para ti.
Falta poco para terminar el libro de las cinco semanas con el horror que me mejora en mucho. De ahí la otra porción de mi total falta de seguridad.
Si siempre creí en una distinta travesía que la destinada, ahora lo confirmo. 
¿Qué debo hacer a partir de aquí?
Anoche de nuevo hubo una silenciosa llamada por teléfono. No estaba convencido si madame Rin, ring volvía a las andadas y atendí al fondo del vacío de voz, pues M solía anunciarse a través de él. Era tan extraño, Tic.
No te conté que por unos días tuve miedo. La llamada no me lo regresó, tal vez porque dimensiono menos mal el asunto. 
Eres la única a quien compartir esas cosas. 
Mi antigua insistencia en marchar adonde fuera. Viajé a la ciudad de Filiberto, ¿precisas quién es?, buscándolo. De hallarlo iniciaría de alguna manera el real viaje al Níger con el abuelo, cuya oportunidad, por cierto, no inventé. 
Ya no estabas, un agrio, tonto enojo entre la nuera y yo cerró las puertas a los nietos, y exhausto de tanto desear la muerte amando tanto la vida, presté atención a la charla de una conocida. Requerían un promotor en el río más largo del mundo, así de sencillo y sin sentido. En el río, en las poblaciones ribereñas a lo largo, y no en tal o cual nación. 
No te daré detalles, excepto que había pasaje de ida solamente. Me propuse, jjj, y ni caso reconsiderar pues a lo súbito olvidaron el proyecto.
Echarse a la aventura por el país es inimaginable en las condiciones en que estamos, reeditando la experiencia a los veinte años y si de viajar se trata está esa monumental realidad a la orilla de casa, ¿no?
Uy, olvidé la música. ¿Qué pongo?
Mira:
5:28. Hoy no aguanto para la llamada, Tic.   
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En la siesta de las siete, jjj, tuve un sueño que casi me obliga a revelar la razón de llamarte P, además de que es tu inicial. Venía también de Plastilina. Ay, Tac, ese primer día como el algo más al cual me decidiste. 
(Perdona que meta cosas de otro lado, cosa. Sonó con insistencia el timbre de la red. Ve cómo me tratan ahora. La damita que inicia tiene diecinueve años, jjj.)
Acá y Allá 
Con el objetivo de hacer más dinámico y técnico el taller de crónica.. En la sesión de hoy se decidió que para la próxima semana la tarea será más compleja.. Y será: un cuento con el tema de sexo y usando como personajes a Belarmino, una jovencita de 25 años o menos y viagra... También un texto utilizando 2 figuras lieterarias.. Buenas noches y espero verlos el próximo lunes Emoticono smi
  • B No voy pa que no me bulee y me bulea peor, ca... nija jjjjjjj
    Acá Y Allá Descarado.. Largate! No vas porque estas dormido 
  • Emoticono frown Emoticono frown Emoticono frown ya no te amo
    B ¿Ya no? ¿Cuándo jjjjjjjjjjj
    • Acá Y Allá Nel largate. Irresponsable maldito... Te comprometes a un taller tienes una responsabilidad y no la cumples! Ves porque sí es necesario stalin?
      Foto de Jorge Belarmino.
    •  B Caput
    • Acá Y Allá El es el único hombre de acero que conozco de echo el uno hombre que conozco jajaja todos son iguales pinches irresponsables

      Acá Y Allá Sin vergüenza maldito jajaja
    • B O le baja o le subo hasta la realidad de cierta noche jjjjjjjjjjjjjj
    • Acá Y Allá LeslieMire Don B le presentó a mi mejor amiga Leslie que es igual d buleadora y mala que yo (es más ella me enseñó) así lo podremos bulear juntas )
    • B ¿Dos? No se pase jjjjjjjjjj Ya le guste pa pendejo del siglo
    • Hola, Leslie. Espero que no seas como la dulce damita jjjjjjj
    • Leslie Jajajaja cuando vayas a casa de Regina (ahora si)  te iré a hacer bullying nivel leslie triste ... O sea mucho
    • B Uta madre jjjjjjjjjjjj
    • ¡No liquee, Itaj!
    • Itaj Pin irresponsable, no puede sheeeer! jjjjjjjj
    • B ¿Y usted, cínica, que quedo en supli mi isnsuplible presencia jjjjjjjjj
    • Itaj  No diga, yo NO ME COMPROMETO A CUMPLIR COSAS QUE NO SÉ SI PUEDA CUMPLIR, como otres.... jjjjjjjjjjjjjjj.... digo, una como quiera pero las criiiiaturas -como la acá y allá-! se pasa, don...
    • B Las criaturitas jjjjjjjjjjjjjj si se le salen los ovarios por la tanga jjjjjjjjjjjj
    • Itaj Pus a chichi!
    • (cómo sabe que traigo tanga, pin acosador, lo voy a acusar con el mirandocómovolteabanderaeldon jjjjj).
      Belarmino No, ora sí me cumple y me da a probar jjjjjjjjjj basta ya de provocaciones con sus sublimes jjjjjjjjjjjjjj
    • B La que hambre tiene en tanga propia piensa cuando se refiere a la de la buleadora jjjjjjjjjjjj


Como cualquier sueño, el de hoy era una alteración. No se trataba esta vez de revelar lo oculto sino de recrear extraordinariamente el momento. (Voy a ponerme eroticón, Tic.)
Nos encontrábamos en un viaje de vacaciones entre jóvenes, sin conocernos. Tenías una gran amiga, los demás, hombres, eran parte de mi grupo, debo poner entrecomillas, pues no los reconozco en absoluto. La insinuación estaba en el viento y los colores playeros, en el barullo de un camino vecinal y la casa que ahora identifico: una variación de la primera al volver a la ciudad luego de los provincianos años -te hablé de ella, seguro-, con un anexo al fondo, tras un hermoso patio natural, no con higueras, a la manera del real -el otro real, porque este existe ya por el sueño o estaba en algún rincón interior. 
La atracción no fue inmediata y de hecho cobró forma apenas al coincidir por casualidad, digamos, a solas y a media tarde -eso sí es representativo- en la pequeña vivienda posterior con una hermosa luz de trópico al fondo, remarcando la tibieza de la sombra entre nosotros y la vida exultante todo alrededor, cielo y tierra al servicio de las pequeñas criaturas.
Los cuerpos se juntaban casualmente y los primeros besos en una caprichosa posición podían creerse producto del fácil acceso a los hombres, que dábamos por supuesto -es decir, una P al revés de la conocida por todos-. Tus volúmenes asomaban entre una blusa y una falda larga de sencillo algodón, con el exacto, enloquecedor jugo de tu piel y lo que empezó a descubrirte plastilina -en el sueño y en nuestro departamento. 
Parecías más bajita de lo que eres y así quizá tu ductilidad se multiplicó. Aunque eso se revelaría minutos después y como consecuencia de lo otro: el incontrolable exudar de la carne y el cuenco interior, idénticos a los tuyos, todo.
La previa decisión de penetrarte sin preservativo copió a la vez aquélla tarde y por ello tuvo el mismo significado, aquí incomprensible pues no había claro presagio de lo que sucedió muy lentamente y fue asombro por el breve tiempo ocupado... sin pausa, mientras no sólo yo sino los dos nos maravillamos de la auténtica plastilina en la cual te convertiste.
Si sabías bien, lo sabían hasta quienes no tuvieron derecho a tu placer, que eras de una flexibilidad apenas concebible, el nivel rebasaba la imaginación, sin separar un milímetro nuestras pieles, ni más ni menos que aquella tarde.
No necesitábamos revolvernos gran cosa, echados en una confusión de sacos para dormir, telas que no venían a cuento allí y sí en el futón azul, sin mueble, transformado en colchón cuando marchaste, que adornabas con pasminas y chales hindúes, los almohadones de artesanía en riego.
Difícil precisar si el sueño aceleró la velocidad de la entrega sin reservas, que se acompañaba con frases similares a las de entonces y una connotación revelada en la cercanía de los otros y su inverosímil descubrimiento de lo que sucedía tomándonos por sorpresa también y antes que nadie a nosotros.
Exagero con la similitud de las frases, ocurrentísimas, posibles ahora gracias a juegos de palabras como los de aquí arriba, y no hace ocho años. Su contenido en cambio superaba incluso los reales -obsesivo yo con el subrayado- ya que un rato antes no teníamos relación alguna. 
No consigo reproducir las palabras que soltábamos por instinto y creyéndonos incapaces de ella.
-Nuestra boda.
-Sí -te temblaba la voz.
Ese diálogo se producía tras tu tercer orgasmo y la inminencia del cuarto, luego de un primero al par de minutos de que iniciáramos los besos y un segundo menos de cinco más tarde.
(Repito para mantener el tono.)
Tu amiga se acercó para preguntar si estabas bien -la vi claramente en el sueño que por supuesto no es el único con estos recursos, entiende al fin el yo renuente a las drogas y hoy rogando porque en la siguiente operación usen el derivado de la morfina; esperar eso y ya, que criado entre la generación que experimentaba con ácidos y demás, no dejó de temer el potencia mi natural tendencia a perderme-. El Sí tuyo bastó para que comprendiera y, en el eje de cuanto sucedió, no pudiera creerlo -ella símbolo del exterior de entonces, claro.
Exageró el sueño pero no mucho, ¿verdad? 
A la manera de cualquier parte del cuerpo, no hay dos sexos iguales en la tierra, doble P, y el reto al describirlo es su continua transfiguración. El tuyo a veces se ensanchaba y ahondaba prodigiosamente -lo hacen todos en un cierto grado, creo, porque la Niña lo experimentó... por primera vez, sin imaginar cómo descubrí el recurso contigo, generosa mujer sin temores a nada que se relacione con el cuerpo-. Era así por completo vivísima tela sobre paredes que bocetaría de tener una mínima disposición al dibujo.
En el sueño permaneció siempre en el desborde de la carnosidad que hacía de beso, agradecimiento, demanda por no marchar. Las manos de ambos se comportaban con extrema delicadeza, morosas, igual que el resto de aquél conmovedor amasijo que éramos. Las tuyas empequeñecían para subrayar tu ternura y no había necesidad, digo a quien mande en esos temas, porque las que tienes, educadas o no por el piano, sobran.
Volvamos a la plasticidad pasmosa incluso para ti o sobre todo para ti, pues fue lo que te rindió: tu rostro no sabía qué decir cuando las piernas, más rellenas que las tuyas, estaban entre tu cabeza, y el cuerpo todo era casi por consecuencia de una blandura inusitada. Un ovillo en la curva del mio, escurriendo y en lentísimo giro o quieto, quieto, incapaz de sustraerse al encanto inexplicable, que la tarde se diría ordenaba. Una de tus manos me acarició el mentón ligeramente para acompañar la mirada, el cuello en un doblez, de niña o madre, a quien le traía aquello más allá de él, asimismo agradecido como el fiel que recibía en cuerpo y alma a su virgen. Mística la hora en la suerte de pesebre, preciso por fin el lugar. 
Un acto tocado por la divinidad, desde luego, piensa el yo que jamás pisó una iglesia. Por ello la amiga trajo un plato de comida y una jarra con jugo y los dejó a nuestros pies. (Es tan obvio, Tic: las imágenes mezclaban el recuerdo con estampas de la pintura renacentista o del impresionismo, da igual así parezca un ex-ah-brupto, jjj.)
Paro, que estas cosas cansan por mucho que se disfruten. 
(No consigo abandonar la máquina a pesar de que te encontraré reencarnada apenas cierre los ojos. Perdona las licencias al citar a otras mujeres. Lo hago certificando la llana memoria que son el año juntos y los siguientes sin ti, que entretanto creabas la historia amorosa cuyo desarrollo sólo detendrá la muerte, mujer de absoluta fidelidad.) 
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Maga, puso el gran escritor a su personaje. Yo hago garabatos y así muy mi derecho en nombrarte de la misma manera. Eso fuiste en nuestra llamada de hoy. 
Que la pasión la viviste conmigo y nadie más, dices por la pantalla y evitas explicaciones sobre el cómo tenía razón con la última frase en la viñeta esta madrugada.
Quieres pues darte también al recuerdo del año nuestro. Lo relataré para los dos y considerando que a las palabras una hora vivida les toma meses, tenemos para quién sabe cuanto, mi Tac.
Pediste una canción.
Al negro niño te lo presenté yo y dejó de ser el del departamento donde Él y Ella en Tiempo de caminar. Al apropiártelo, ahora PP por gusto otra vez, el hombre y su música se transformaron a mis oídos y a los de él.
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Me devuelves las fotos que mi tristeza borró y conservaste. Vienen dentro de un archivo titulado Nuestras, en orden numérico y con un breve pie. No hay comentarios en el envío. Complementan la llamada al amanecer. La llamada y no la charla, digo correctamente. Sin siquiera el Hola, de tu rostro que adornaban los pequeños pendientes y el cabello recién lavado, pasamos a la vista del mar. Contra él todavía en sombras y una plancha de nubes repletas que amarilleaban, tu casi imperceptible tarareo, sin duda para no opacar el de las olas. (Tarareabas esto.)
Luego el piso de mosaicos color hueso y unas pantunflas de niño, reposando. Entonces de nuevo tu cara.
-Te quiero, Cuac.
Debería decir ahora que froté los ojos para cerciorarme de no estar en un nuevo sueño, pero la imagen es fatal por manida y miente, jjj. 
Espiándome en el cuadro contra una esquina de la pantalla, te contemplaba con una mirada -hermosa, escribí, quité y repito- que no era del todo igual a la de la foto que más me gusta.
Seré quien necesites, Tú; el que por "un azar que no busco comprender coincide exactamente" con el yo ideal. 
Vi las fotos siguiendo el discurso que insinúas.
Damos por terminada la viñeta, ¿verdad, Clown?, como al fin caigo debí bautizarte también, según recuerda la cámara. 
Despidámonos juntos del auditorio, que con renuevo o no esta sigue siendo la última función.




Que continuemos con esto, ordenó la Gesticuladora (jjj) en la madrugada. Nada oculto, o casi, dijo.
Eras hija de mi mejor amiga virtual en los inicios de la hoy famosísima y siempre apestosa red, a quien hacía de confidente de un agitado romance por el viento, como madre soltera cuyo par de criaturas terminaban la licenciatura animándola a "tomar el cielo por asalto", en palabras suyas.
Te conocía un poco a través de la propia red y de los telefonemas usuales entonces, pues el híper no daba aún para mucho. Tío, empezaste a llamarme y cuando ella resolvió reunirse con su amor en otra ciudad, te negabas en redondo a acompañarla y a cambio pedías venir a esta ciudad a continuar los estudios en canto. 
Tu ma me consultó la posibilidad de recibirte y respondí Sí enseguida. Iniciaba mi tercer año de delirio con los nietos y la peculiaridad neuorológica de la todavía no Tic, que te había conducido a música como la siguiente -con la cual me familiarizó M-, era un motivo extra. 
Bastaba lo poco que sabía de los seres de tu especie, porque en cierta manera niños perennes, combatiría así la nostalgia eterna por mi hermano pequeño y casabas a la perfección con los viajes extraordinarios del par de pildoritas. 
No paso demasiado la raya al afirmar que entrando por primera vez a esta casita nos conquistaste a los dos y que a tus ojos resultamos la clara promesa del hogar siempre anhelado.
El trabajo que encontré con los grandes amigos dejaba ingresos apenas suficientes para una pobre supervivencia y en compensación lo hacía en casa usando dos o tres horas. Eso era lo que permitía pasar ocho reglamentarias con las cositas, sin minuto nalga, excepto los domingos y agregando algunas noches completas. 
Llegaste a fines de diciembre, cuando ellos estaban en la playa y pude dedicarme enteramente a ti.
(Esta canción y su autora eran de culto para ti. La ovación al finalizar nos la dan a nosotros.)
Tu canto fue el colmo, Júrame. La voz hacía lo se le venía en gana y, real forma de relación con el mundo, no paraba en todo el día, quitando los momentos de exagerada prudencia durante los que me metía de lleno en algo -el mes y medio primero, desde luego, antes de que comenzarás tu deliberada, inconsciente seducción. 
Pateamos la ciudad a gusto en ese par de semanas tras llegar, con una tú desconocida ante ti misma por radiante en el espacio exterior, que te intimidaba o te sacaba de quicio hasta la rabia manifiesta.
(Escuchando la canción me doy cuenta de que cuantas pides son un grito.)
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Un amigo me regañó por escribir la viñeta exhibiéndonos, Tic. Hago entonces una tarjeta estilo redes sociales en la que un coqueto reloj con moño rosa y carita de niña y un trastabillante pato canoso que eructa corazoncitos comunican el derecho a airear su buena fortuna en el reino de los simuladores.
No llamé esta amanecer, Tic, y ya te expliqué el motivo. La muchacha que me bulea en la feis conversación aquí arriba, quedó a dormir en casa y mis horarios se trastocaron.
Soy muy afortunado con esas muestras de cariño y confianza, que creo te debo en mucho, Gesti. La Acá y Allá me contó dos grandes historias personales. Lo hizo además con una extraordinaria capacidad para el relato, presentándome a un par de hombres, su padre y un aspirante, también con existencias y narrativas poco usuales.
Vivimos entre criaturas irrepetibles  y maravillosas, las conozcamos o no. Reivindicar lo que tú y yo pasamos juntos en 2008 y ahora es revindicar el secreto de todos y todas.
De secretos y misterios hablando, va la música -sin falta es de lo muy estimado por ti.

Betty Blue, de Jean-Jacques Beineix
Misterios, digo, por el nuestro en este nuevo tiempo. ¿Cómo se entiende lo que hacemos sin faltar al padre de tu hijo?
Misterios también por lo oculto en nuestra relación anterior. Cuesta un enorme esfuerzo desestigmatizar el sexo. Describí un único evento y a través del sueño y ya somos sospechosos de varios crímenes: impudicia, frivolidad... Y el sexo estaba en cuanto hacíamos desde el primer inocente día -hay palabras que deberían borrarse del diccionario y de la memoria... y no lo hago siquiera entre nosotros-. Lo había incluso y desde luego cuando me acompañabas al parque con los nietos, comenzando por las avidez de S al mirarte -jjj, ese enano era apetito puro por las féminas a los pocos meses de nacido... y antes, ni se diga. 
Nuestra cursilería tenía un extra hasta si no lo intentaba. Melancólicos debimos firmar en el acta de matrimonio que santificó para ti la cúpula de la Iglesia con la espalda a la azotea, para mi el gorrión y para los dos el cielo de marzo, cimarrón esa tarde.
En plena jalea emocional, de modo que los quejosos se pongan cara a cara ante sí, volvemos a la estulticia perversa de los cuerpos -jjjxdos-. Con el mero Tata Nacho de fondo y en primer plano, porque a ratos entonabas trozos, fue el encuentro que te animó a trazar el plano.
Acostumbraba sentarme en el peldaño entre la sala y la cocina, contra la barra rematada en mosaicos blancos, y a horcajadas me cucaste, cosquillas y besitos de ida y vuelta. Con una camisa mía y la falda de algodón color arena, descalza para mi rabia -mucho ibas a servir neumoniosa, jjj-, todo tocaba o veía infinitamente más que si trajera demerol encima -jjj, escribo en un rasgo de humildad que boto a patadas porque allá quién no crea cuán poderosas dopaminas poseo (y va de vuelta la burra jejosa y que repara).
Odias los sostenes -y muy sin cuidado te tiene el asunto en la calle, lo que no pocos corajes nos ganó, sobre todo a la Tic, presta a embroncarse con los machos y las hembras cuando no lo son-; odias los coso esos, pues, y no había más censura a tu cuerpo que el calzón -ah, qué remilgosa la niña: Como la abuela, decías retando al mundo ante los aparadores con bikines y trapos por el estilo.
(¿Ya se pasaron los 3:20? Por si acaso.)
(Espera, que esto de recordar agota, jjj... Ya, jjj.)
De hecho sentarme ahí se había vuelto una involuntaria invitación y como de por sí no la necesitabas, ni media sorpresa con tu movimiento y ni manera de detener el proceso natural que reglamentariamente a lo tardoso dirigía las manos, las bocas, las piernas, los cuellos, los pechos, las pelvis, en cuantos rumbos hubiera.
La plastilina del sueño es auténtica, no se reduce entonces a las articulaciones y puede comprobarse en las fotos que te sirven para visajes con inútiles pretensiones de ponerte fea. A la firme carne que como en el grueso de tu generación hicieron las aspiraciones gimnásticas y demás de madres y padres, la ablandaba plastilinosamente el deseo, y esa piel casi despoblada de los vellos que siempre me enloquecieron, pues según mi experiencia era sinónimo de apasionamiento y entonces no auguraba sudor abundante, en el P caso hacia una excepción, de estar yo en lo justo.
(Voy a trabajar, Tic. ¿Me cantas esto mientras?)   
(Para que no se me olvide, jjj.) Luego numeraste ese lugar con el 1 y las variables eran en secuencia.
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Hoy no di pa mucho, Tic-Clown. Vamos a la cama, ¿sí?, aunque esté al final numérico del plano, jjj. A la nuestra, como permites seguir nombrando a todo en esta casita.
Espera, Inesperada, que en cuanto vuelvo aquí los ojos parpadean de gusto. Un rato, de menos para sentirte cuando lees, dice el blog registro y tú, que vienes porque te necesito y me lo haces saber. Prometo que estaré a tus séis en punto en la camarita.   
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A las 12:48, hora del despertar, viernes veintidós en el mayo de nuestro año II, traigo la que fue tu canción y que sin acceso a ella por el Big Brother de la música virtual envío en un enlace (link!, ordena llamarlo la padrotería del híper y el gusto por sabernos colonizados:
Hay una segunda razón para que sea un enlace y entorpezca la lectura. Tiempo de seguir muriendo por y con las otras y otros, preciso ahora cómo iniciará el libro que hace tres semanas y media exige estar en diez días a partir de hoy.
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Nuestro amor, P, jamás olvidó las pústulas alrededor y dentro en ambos. De no ser yo el de los exilios legados y emprendidos y tú esencia de rechazo a las reglas y el lugar común, los caminos no se habrían hecho uno.
El viaje juntos reunió calidez y dicha a motones y un surtidero de dolor. Cuanto bueno nos llegara era en pago por las heridas propias y las ajenas que hicimos de nosotros. 
De pronto tengo arcadas por la complacencia. La mía en la viñeta no la perdones.
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Contigo mesuré por primera vez mi delirio por Dylan, precisamente, incapaz él de cualquier complacencia.
Nuestras viejas paginas, digo reconvirtiendolo, conducen a muchas lados de mi vida, como las horas a millones -olvido a quienes no entienden las matemáticas puras- en que me acompañó.
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Acabo de ver a trozos una película de Woody Allen con personajes absoluta, deliberadamente ridículos en sus relaciones amorosas. Esos intelectuales neoyorkinos, pensé riendo con él, y rumbo a la compu me di cuenta: se carcajea de todas y todos. ¿Sí, P?, ¿tan patéticos somos? Seguro un poco, ¿y? ¿Te gusta la música que escuchamos?, es de uno de los trabajos de don David, otro reverenciado por los dos. ¿Rastreamos nuestra pasión, la de entonces y la de hoy, buscando el Tic-Cuac terciopelo azul? 
Te obligué a partir porque temía la perversión en la cual soy un adelantado a secas gracias a Madame Ring, ring, como sabes. Repito el discurso para que el respetable tenga referencias. Se reduce a Cuánto más escurre la pus más dentro estamos. No hay gran cosa, si mido con los raseros Ring o la Valentina, quien me graduó en vejez, por herencia recibida, aunque mi padre traía toneladas a la espalda y en los tuyos no faltaba. 
Las nuestras las produjo sobre todo el simple diario asesinato del deseo, como digo por sistema. No se trata de una bicoca, especialmente en tu caso, criatura extraña a los ojos de la estupidez.
No voy a psicoanalizarnos, que nada entiendo de eso. La pus es la cuestión y cómo se persigue a través del amor sin proponerse limpiarla, empeño imposible.
Había sexo hasta en la sopa, y estoy algo más que usando una frase hecha, ¿cierto?, jjj -pronto contaré ese genial escena-. Y con el sexo un desborde de ternura veinticuatro horas al día, sin exageración. 
Ya advertí: tan a la deriva ambos, después y antes de que dejará de ver a los nietos, pues a su veleta iba y el regreso cada noche a casa era una muerte pequeña amenazando con la grande, sino que lo diga el irremediable "ataque de pánico" -menuda imbécil categoría- por el cual y a pretextos pedía al taxista tomar un insensato camino evitando la vía rápida, sin fugas ni respiros, desolación absoluta; tan a la deriva, entonces, tan frágiles y tan breve el tiempo transcurrido, éramos idilio necesario y algo más.
El sueño místico procedía de nuestros místicos días. El pecado, en consecuencia, era original y según comprendí con otros y otras y la Purple Rain corroboraría, podía matarnos en un suspiro -de suspiros muertos hay poetas a raudales, jjj (los suspiros eran los que estaban caput, y no los vates quienes así quedaron, jjj). 
Cuán aburrido tema, Cosa. Mejor dame un beso. Total, si de pecar y morir va el asunto, jjj. Te veo en un ratito. En la espera vivo gracias a ti, y no es fórmula ni retórica simplona lo que hay en la frase -consúltese al bisco francés (por lo visto, quiero seguir aquí, jjj... junto a ti).
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La Tic amaneció triste. ¿Un poco nada más? Es sábado y estuvimos una hora o así mirándonos, mirando el mar, charlando con el enano que por primera vez me vio y sin cohibirse hizo de mí parte en el despertar que lo conduce directamente a ti y a ese balcón donde se sientan en mecedoras, la suya pequeñita, la hamaca recogida, insustituibles para una vieja ceremonia, ¿verdad? 
Parca todavía, Tic, has contado muy poco de estos años. Intuye, me das a entender desde el nuevo encuentro. Es fácil hasta cierto grado y de esa manera traduces el misterio entre tú, él, las olas, el océano por cuyo horizonte se pierden juntos, supe en un preciso instante. 
El Cosito echando a correr hacia fuera de cuadro para traerme el títere que le hiciste. Ay, Tic: ese yo con hilos está bien bonito, y tu enano mostrándoselo ufano al personaje de cuento que soy en la pantalla.  
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La música se retrasaba respecto a las palabras, quizá por efecto de mi cada vez más magro equilibrio mental, P. 
Eché una manita y ya está como tiene que... la viñeta y no yo.
De vuelta deja llorar, ahora por mí.
Entrañable la melancolía y no esto que empiezo a sentir y sólo el llanto evita.
Menos mal que la Acá y Allá da lata por el chat, Tic.
Le digo que no entiendo porqué te dejé marchar. Que debería tenerte ahí, canturreando en el sillón o mejor en el futón improvisado de sala por ti. 
La Tera también me cuida y cuando, ayer por ejemplo, ve que algo no marcha bien, llama para darse una vuelta. Claro, en una siesta tras otra por el libro, no contesto, jjj. 
La Acá y Allá termina la plática con un Quién sabe qué acabas de desatar, pues se animó a decirle al interfecto.  
Esto de jugar a la vida, mi Clown...
Bueno, voy a morir otro rato... dormir, era, jjj.
Se despide el que te quiere hasta que mueras, mucho después que yo... por ahí del siglo XXII y todavía más tarde, cuando tu cosito hable a sus nietos del títere vuelto pantalla que te admiraba, y los míos lean a los suyos la viñeta.  
Otra vez dejo esta:
"No hay razón de que me trates como me tratas", así de bien, mujer con niño y costa... y un esposo a quien amas. 
El libro paró, su urgencia aumenta y falta lo imprescindible. En el limbo ando, entonces, y de capa caída ahí pues no sé si nos dará tiempo... de nada, ni de vivir, que pendiente como nunca de las malas noticias creo a ratos que nos matarán a todos, y aquí sobra el prurito con los géneros.
Por más que duela, jugar a la vida pedimos, ¿no? 
¿Escuchas las olas, insomne? 
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Horas después de nuestra llamada alguien pasa una leyenda con la firma de Picasso: "El hombre no deja de enamorarse cuando envejece, por el contrario envejece cuando deja de enamorarse." Jjj.
Un divulgador de la ciencia dice confirmar: "Uno envejece y muere cuando deja de enamorarse".
En fin, cosa: no se consuela de sus desvaríos el que no quiere, jjj.
¿Rejuvenezco, yo y a la viñeta, recordando el 2008? 
La viñeta, los cuadernos, están plagados de No. ¿Será que a todo renuncio, como a ti? Está bien, entonces, casi siempre, ahora no, jjj.
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Mi Tac -pa variar-, falta una hora y treinta nueve minutos para vernos y ya no doy más trabajando en el libro. 
De las P y B vidas presentes algo hablamos en los correos. Por las camaritas, nada, fuera de lo que está a la vista. 
Debo la justificación de hablar de sexo hasta en la sopa. Será otro día, que muchas cosas más tuvimos. 
Describiré un día habitual tuyo entonces, antes de decidirnos al paso. 
La Tic dormía con un playera y no desnuda pues esta casita es fría. Habitualmente al despertar yo encontraba vacío el lado exterior de la cama, que la acaparadora hizo suyo desde el primer día con el pretexto de evitarme las molestias de sus frecuentes escapadas por no conciliar el sueño. 
Era una dormilona, en realidad, pero espaciaba las horas, y digo que había pretexto al empoderarse (jjj) del costado ese, porque al Cuac siempre le gustó la noche y cada día la escuchaba acercarse un par de veces por el corto pasillo entre la recámara y la sala. Reproducía multiplicada la costumbre de los nietos cuando los traía de visita. 
Perdón, confundo a nuestros contados lectores de ambos sexos, en la mezcla de periodos, al prometer que hablaría del primer y empezar por el segundo, jjj. 
Si bien la confusión en el tema era la norma. En los dos meses en cuartos separados había, justo, la variante E y S, alias nietos u Ohsis. Dejé a la Clown el que tiene el baño al lado, y las veladas con aquéllos debía mudarse al segundo. 
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No sé por qué a ratos me sorprendo de parecer raro, si soy rarísimo, jjj, Canción. O tengo humor y rebajó la pobre conciencia sobre mí mismo o muero. 
Por el trabajo hoy no estaré para la llamada. 
Muy posiblemente te obligo a lo que preferirías evitar. De veras no me ofenderé si vuelves al silencio, Tú. La viñeta continuaría, creo, con los recuerdos, para la supervivencia.
Que soy quien subió a la azotea apenas pudo andar y luego en sueños bajaba a la calle a hacer la vida, digo en el inicio de Desde la azotea, y a continuación hay un Partir y no haber sido donde se anduvo, el lugar lleno de ruido... o algo por el estilo. 
Nadie me vio jamás, afirmo también, y doy por sentado debe excluirse a las sombras, pues sombras son el hermano pequeño, el abuelo, el resto de La corte de medianoche... y tú. 
Ay, mi lenguaje cifrado.
A veces no sé qué hacer con este yo en el Níger-Magdalena estirando la mano a quienes entran por la doble puerta cantinera a un lado; haciéndolo apenas, en justo cobro por nuestro semi invisible espectáculo.
Espantemos la tristeza con el regreso a la imagen de la Tic apareciendo por el pasillo desde el cuarto en el madrugada y el Cuac que al verte muere de amor. Continuabas así la estampa de los nietos cuando los traía aquí:
-¿Qué haces, Pupa? -preguntaba uno u otro con su carita de dulce, desde el metro de alto o menos, en discreto reclamo por no acurrucarlos. 
Tú no decías nada y jalabas una silla para sentarte a mi lado, si era durante los dos primeros meses, o a horcajadas en los de después. Renunciar a eso representó mi mayor acto de amor, como antes por los hijos y más tarde con S y E. La renuncia para la liberación del otro.
Voy a dormir, P. Un enorme beso. 
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Hoy sólo tuvimos contacto para confirmar que mañana nos veríamos como siempre. Acabo de enviarte un correo dando las gracias por estas semanas de intentar lo que no tiene caso y siento te apabulla. 
Estaré bien y siempre tan cerca como necesites y sé que seguirás los pasos de tu pato, agradecidos ambos y cada uno dentro del otro hasta el último día, el tuyo y el mío. 
Continuaré la viñeta como culto a la memoria.
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Dos meses después contravienes las reglas con un escueto Hola. 
Nostálgico, te paso algo treinta años más viejo que tú
Llamas poco antes de amanecer. Tienes una nueva canción y la cantas bajito, para no despertar a tus dos hombres.
Sabías que me gustaría mucho, mucho. ¿El apuro en mostrarla fue por el clip de aquí arriba? Sí que coloreas mi mundo, Tic.
Cuando nos conocimos yo echaba a correr cada diez minutos de la red social. Eso te divertía supe no por tu timidez allí, aunque éramos poquitos entonces. Me lo dijo tu mamá en una de nuestras frecuentes llamadas ¡por teléfono!, y detrás escuche a la P quejarse entre risas. Mi heterodoxo comportamiento virtual era un buen motivo para desinhibirte, al punto de no apuñalar a la querida amiga por la orden de que me cantaras.
Quedé patitieso, jjj. Con eso tenía para adorarte al compartir luego los días. Nadie, ni tú, imaginas qué tan cruel fue el silencio en esta casa al marcharte. El archivo de hoy suena sin parar desde que llegó. Quedas obligada entonces a grabarme uno por semana, al menos, jjj.
En siendo mis 4:48 voy a dormir hasta la hora de llamarte, ¿sí? Quedas de fondo, ruiseñor, jjj. Lo que haga el sueño con los cantos no es responsabilidad mía, jjj. 
A cambio y sin dedicatoria, claro, dejo esto
Aquí a veces te cuento cosas que no importan. Después las borro. Desvíos de viejo, Tic. 
Tus canciones siguen sonando y no sé qué poner a cambio. Ah. ¿Recuerdas cuando mis payasadas por la calle te hicieron decir que caminaba como esta rola -que desapareció, jeje?
A los nietos les divertían los choques reales o supuestos contra postes y señales de tráfico medio metro arriba de donde mi cabeza podía echar un ¡Ay! Tú celebrabas especialmente el inesperado salto desde las ramas de un árbol, no importa cuán lejos me creías. 
El payasito de ellos y tuyo. Muero de nostalgia con justísima razón. 
Por cierto, sigo sin entender porqué te reías de mi caminar cómo negro culón y ritmoso, jjj. 
Mis nalgas-bicicleta ponían loquita a la Tic. ¿Dónde se fueron en tan poco tiempo?. Claro, te las llevaste de recuerdo, jjj. Que conste mi honradez a cambio, pues sigues con todo muy bien puesto, jjj. No te pido perdón al decirlo:conociéndome no olvidas en nuestras llamadas los paseos por el balcón y la estancia en comprobación de lo todavía más hermosa que éstas.
La peculiar P relación con el cuerpo. Lo amas y lo ocultas a los otros o crees hacerlo. 
Juro que no fantaseo sexualmente contigo y los recuerdos. Quedaron donde deben y los traigo a la viñeta muy poco y sólo para dejar constancia de momentos extraordinarios en cualquier pareja, pienso. 
Me comprometí a detallar tu plano, jjj, y sigo sin atreverme.
No consigo resignarme a la vejez exterior. El rostro lo asumí y en los meses pasados hice un exitoso esfuerzo con los brazos, la espaldas y las nalgas que quedaron. Anoche estuve a punto de suicidarme por las piernas. Seguro encontraré solución para enseguida percibir algo más o el regreso al deterioro de tal o cual parte "saneada". 
Es difícil, Tac, sentirte y actuar como joven y comprobar en el espejo lo natural. Por fortuna te fuiste. Esta etapa habría sido terrible (exagero, ya sabes que se me da, y no).
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Siempre loco, tu Cuac hoy se siente capaz de enamorar a la más codiciada: tú.
P cantando en un bar. ¿Adónde se iba la timidez extrema? A la falsa, obligada realidad, pensabas. Ninguna relación con la gran señora del álbum, excepto eso. 
No te di el único viaje que a los dos se nos antojaba. ¿Hice los anteriores, treinta años antes, para conocer cómo mejor perdernos en esa ruta, río arriba ahora por la Tic voluntad? 
El secreto de toda historia está en sustraerla a quien la mostramos, supe a ciencia cierta repasando hace poco la novela que con terquedad te inculqué. Así la nuestra. De súbito estás sobre ¿un escenario? Mis paisanos creerán imaginar el sitio y no hay mucho para que sus cabezas escojan. De lo demás.... ¿Te recargabas en un piano al estilo romanticismo entreguerras?
Misterio de misterios, ¿existes, Tic?, ¿hubo un 2008 al fondo de la privada? Nadie más que tú, los nietos, tu pequeño al contemplarnos hoy frente a las pantallas, y el negro-blanco con prudente bemba, jjj, tienen idea.
Voy a dormir las dos horas que quedan para vernos. Toca canción, eh, jjj. 
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4:02 am para ti y tocas a la puerta virtual. Tu cosito tiene vacaciones y el tiempo, por lo común fuera de lugar para la Tic, es tan maleable como su cuerpo, recuerdas doblándote sobre la balaustrada. No temeré que caigas, tienes por seguro, pues jamás dudo que quienes amo están bien. Excepto el único día de bronca con los nietos, ¿verdad?
-¡Deja eso! -grité con los pelos de punta viendo al Emi recoger la paleta del basurero en que la echó por mi titubeo. Altanero el sagrado piojo me retó, intercediste, etcétera, jjj. Eran épocas de la gripe mortal aquella, aclaro en descargo.
Preguntas cuánto los extraño, sin precisar cómo. La fórmula es la misma que contigo, fuera, desde luego, en que con ellos aguardo por la necesidad de abuelo, cuando se confronten con el mundo... y yo tal vez no esté. 
Uy, falta la música (mucho esperé para encontrarle el justo lugar) 
Conste que no digo nada por tu imperdonable falta. No hubo canción nueva, jjj.
Sí, espanto las sensaciones de esa estampa primera al amanecer. Los muslos se ceñían a la falda larga de algodón y el cabello escondiéndose en la caída entre dos balastres multiplicaba el eterno enigma del P rostro. 
(Lo respeté, eh, jjj.) 
Digo al viento de la viñeta y no a ti, que eras completamente mía.
Vaya que merezco el reconocimiento del universo por obligarte a partir. Tengo con el que sé tu hombre me dio.
Menudo estúpido. Si el idilio con los Ohsis duró dos años y medio y sobrevivimos luego los tres... 
-Me debes dieciocho meses -dije al incorporarte tras unas cabriolas hace unas horas. 
-Te los doy -fue tu respuesta -y cuantos más quieras. 
Los tomaré sin torturas para los dos, propongo ahora abriendo las fotos de entonces que enviaste. 
Poco faltó para que subieras al muro virtual la de tu cara contra el muro preferido en la culminación del placer, con mi perfil diciendo mil cosas.
Ya casi llegó el momento de llamar y lees esto, informa el chismoso mayor, llamado Blogger.
No hay despedida, entonces. Haré un café, ¿quieres algo? 
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Dieciocho meses y cuantos más quieras, fueron tus palabras.
"No pediste nada a cambio
diste lo mejor de ti"
canta el hombre, y para terminar
"abrázame hasta que llegue mi hora..."
Como no puedo componer canciones, busco con esmero.
A través de la cámara esta mañana que presagiaba tormenta en tu cielo, echaste fuera la blusa, luego la falda sin nada debajo y te volviste de espaldas, contra el mar. El viento soplando duro, no sólo tu pelo se agitaba. Un giro para quedar de frente...
-Soy la misma que te recibe cada día -decías en silencio y yo con la mirada contestaba Lo sé. El resto está en la canción.
El año juntos tuvimos sexo en muchos más lugares que los señalados en el croquis, sin tocarnos o haciéndolo apenas, y como prueba están las fotos. Porque las horas cada día confundiéndonos con los cuerpos, permanecían. 
Permanecer, de eso trata, quedó claro hoy. 
No es que te quiera, Tic; que sin ti no pueda vivir. Va de otra cosa. Y sino preguntemos otra vez al sueño aquel, que no necesito ahora, cuando regreso a la cama y bajas la calle empedrada.
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No has perdido viñeta de los cuadernos desde que tu marcha los precipitó. Conoces así los juegos a los cuales se prestaba o me animaba la Niña. Eran producto de lo que evité contigo: la muy respetable y peligrosa perversión. Salía sobrando en el P caso y unas frases dedicadas a la joven de otro país nacieron para que la suplantar diferenciándola, pues en vano te busqué en ella: El deseo es amor. El deseo absoluto es amor absoluto. Cuanto más cavaba en ti más infinita te volvías.
En la Tic las puertas estaban abiertas de par en par. Contenerte era el reto para los dos y el pequeño departamento lo lograba con dificultad. Tu voz encantando al vecindario incluso al moderarla, hacía que esperaran por verte salir. 
(Un silencio, Cosa.)
En nada te parecías a la dama mortal, excepto sobre el escenario y no por tu insinuación sino las de ellos y ellas. 
Entraba y me derramaba en ti las veinticuatro horas, a la manera de los nietos por el influjo y no ¿el deseo? ¿Sentía deseo por P? La pregunta resulta absurda. El apetito se tiene por lo que está fuera y como con S y E vivía en tu interior dilatado hasta el confín. Quien no lo entienda no fue padre o hijo. 
La música que escuchamos la redescubrí a tu lado. Oscuridad es luz. 
Y luz es luz, sin más de por medio esta mañana paseando la cámara por tu cuerpo con un propósito: Recuerda mi aroma y vístelo con sol a raudales y sal y perfume de niño. 
Al final me llevaste a los ojos, donde debía descubrir a Él. De vuelta al rostro completo, el último mensaje: Soy la de siempre, Cuac. 
Confirmabas mi sueño. Nos enfrascamos en los cuerpos pues todo está allí. Al despedirnos consulté a San Juan de la Cruz: persiguió a través de las calles a su Señor guiándose por las emanaciones, y carne y líquidos se abrazaron ambos.
-Recuerda, el pecado no existe -dijo P a la manera suya.
La Niña posaba, provocaba, se tocaba en la pantalla, para el hombre a quien había contado sus lujurias. Bendita la que se atreve. La Tic no rezó una sola vez. ¿Cruzar adónde, desde qué? Insisto: fue fácil entenderte pues llevaba dos años de gemelos que vinieron desde la nada.
Delicadísimos temas para mis palabras y no para mis nervios.
Déjalos que acumulen borrones, Clown, apretados a su esquizofrenia como lobos hambrientos y llenos de miedo
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Seriedad, Gesticuladora, y no rías de lo que pongo aquí. Sr. Profundidades volví a ser a las siete en punto, Aprovechada de Occidente, jjj.
Como no bebo, la única oportunidad de filosofar es cuaderneando, vieja. Por cierto, te vi patas de gallo, eh, jjj. Mal pretexto para que siguiéramos sin canción nueva. No se puede confiar en nadie, ni en una cantautora, por mucho que reclamara mi protección entre las multitudes de más de veinte personas, jjj. Tic exagerada. 
En castigo va mi amo, con lo que seguro no conoces
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Plasti, un par de amigas me agarraron a patadas y en respuesta lleváronse su justa dosis, que el Tac es un pan de Dios con un carácter del demonio, según no te consta sino en eco, Aprovechada, tú y el par de ya no tan zotacos. Espera, voy por fotos.
Mientras, aguantas la que no mandé hacer para ti, desde luegamente, si bien en lo de doblarse podría, jjj
Aquí los tienes un año atrás
Realmente importa poco si no los veo. Cualquier día secuestrarelos. Entretanto su amadísimo pa pasa diario registro de ellos.
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Mi Tic, son las tres y media de la mañana y como habrás visto inicié una viñeta para una joven. Fue quien derramó la gota en el juego con el viejo y vuelve para disculparse. No le miento en la viñeta ni en nuestras breves conversaciones: necesita volar y puedo ayudarla. 
El Cuac en todas sus personalidades permanece las veinticuatro horas contigo. La canción a la muchacha de otra ciudad estaba reservada a ti y así sigue siendo, pues la hicimos nuestra con muchas más en la lista de reproducción que alimento.
En 2008 el destino nos separaba y hoy nos une hasta el final.
Una vez dicho lo que por evidente debía callarse, procedamos al amor sin memorandums, jjj.
Divirtiole ya a la Gesti tentar a la pulmonía o le apareció una vocación desconocida, aprovechando el verano de la costa tropical. 
¿Te crees muy guapa con sólo una blusita en los paseos para mostrarme tu casa y el horizonte de la ciudad muelle y el mar esta madrugada enloquecedor, de nubes galeón que avanzaban realmente a remos, por la lentitud, en imaginario blanco coral pues la luna sin disputas despidiéndose a un lado alcanzaba apenas el primer ramo?
Canto de las sirenas, llamarían a lo que hoy entonaste, Ainé, Aedea o como quiera que te llames, bruja (ese yo fue a buscar el ensayo de Michelet, ¿recuerdas?). 
Si el clip acaba, pica y vendrá la lista, tictana, jjj. No necesitamos más para embriagarnos, par de abstemios, y, con todo, busco imágenes de tu libro preferido en esta casa (no quisiste llevártelo, a pesar de mi insistencia). ¡Hay un pdf descargable! 

Buscaba al anciano Papá Dembo, vestido con su túnica azul, y en internet no encuentro casi nada decente.
(Es Nshare,  fundador del pueblo bamun.)
Cuento a la hermanita Dany el recuentro contigo y pregunta si quiero salir corriendo a tu nuevo pueblo. Lo haré un día para mirarte de lejos con tu cosito. Apenas eso, que el tiempo juntos es suficiente, ¿verdad?
Confieso que te soñé en la siesta, de pecaminosa manera, jjj. El tono anterior se repitió con un escenario distinto y aun así místico, esta vez no cristiano, sacado de no sé dónde. Quizá lo invocó la música, sin corresponderla. Celta o de los pueblos indios norteamericanos, era el lugar, o cualquier otra cosa que sin conciencia haya tomado en los viajes por la historia. 
¿Qué suplía a los virginales dedos ruborizados en mi mentón? No atino. 
Ya es la hora, Clown. 
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Otro día.
Faltan catorce minutos, Tic.
¿Te gusta esto?
¿Habré cruzado la línea para que esta sea una gran última función?
Es la hora. ¿Me volverás a sorprender?
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Tic pueblo


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5:56. Una hora y cuatro minutos... para la impuntual que siempre se atrasa o adelanta jjj.
Hoy, doña Eleni, que acompañas tan bien. Ay, Tic.
¿Qué se lee mejor?, ¿lo que queda dentro o fuera del aro de luz? Como contigo y tú en la viñeta.
De amor sólo saben los padres y los hijos, creo, más allá del daño profundo que los primeros producen en los segundos. O quienes nada piden a cambio.
A mi alrededor entre lxs jóvenes está más o menos extendida la decisión de no procrear. Ganan en libertad y pierden en hondura. 
Sin su niño la P moriría. ¿Egoísmo? No callemos nada. Si los otros y otras así lo quieren, allá ellas y ellos, ¿verdad? 
La pertinencia de los géneros. Sigo debiendo la explicación, ¿tiene sentido, no es mejor mostrarla? 
No encuentro esos dedos de la virgen acariciando apenas el mentón del Padre o del hijo, tan clásicas. Sí, en su lugar, este reclinarse. El espíritu es el mismo.
En un tono así tuvimos nuestro primer encuentro sexual durante mi sueño. Caigo ahora en la razón de la voluptuosidad de tu carne allí.
Estoy cansado de citar a San Juan de la Cruz y batallo siempre buscando la cita -de cita todo; de encuentro convenido; cuánto fortuna tiene siempre mi torpeza con las palabras.
Ya casi. Voy a hacer un café, Cosa.
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Hoy pasamos casi todo el día juntos, así que no puedo complacerme resistiendo despierto hasta tu amanecer (jjj), mi cada vez más Tic, tac.

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Eso fue el sábado. El domingo no nos vimos y el día juntos se repitió. P, ya no te me vas ni un segundo.
Cántamela, Cosa
La Tic puede hablar como lora, jamás en público y los diálogos formales en la intimidad se le atragantan. Anda mucho a monosílabos y ni por accidente quienes la quieren, incluido ya el niño motivo de su vida, le preguntan por los actos de desaparición que acostumbra. Un día cualquiera tomándote de la mano te muestra. 
Así hoy, lo que hace sin falta cuando pasan las mariposas del principio de la noche. Abre el portón, baja la calle de escalones empedrados dejando atrás la que conduce al centro del pequeño puerto, para internarse entre las palmeras y sortear los mangles. 
Donde podría pensarse la ciudad se agota aparece un pueblo pendiente de una gran fogata. Todos y todas están alrededor, como hace vaya a saber cuánto, compartiendo el día y la cena común. 
Le despejan un lugar en las largas bancas y canta. 
No daré explicaciones de la forma en que me hizo asistir hasta ese momento y nada más. 
Después preguntó ¿Vendrás?
Iré, sí. Debo decidir si lo haré para presentarme en su casa o en cualquier otro lugar o si le dejaré saber que la contemplo. ¿Por qué no jugar? Digamos, a sentarme sobre la playa cerca de ella y su enano. O corretear allí con él. O a mirarnos de lejos en la madrugada, como hacemos ahora. 
Fantasías así sólo hay manera de cumplirlas contigo, Tic.
Enséñame el lugar al que quieres que vaya tu esclavo
enséñame el lugar que olvidé, que no conozco...
enséñame el lugar dónde el sufrimiento comenzó.
Recordé la canción, Cosa, pues de eso se trata entre nosotros.
P conoce el sufrimiento tan bien como quien más y sabe que no sólo la muerte o el hambre lo producen. De apurarme un poco diré que P sabe todo.
Sería pobrísima nuestra historia si se redujera al idilio. El misticismo de la apasionada Tic-Cuac sexualidad y de cuanto tuvimos, nació en la fuente profunda del dolor.
Iré, ya.
Eso lo cantabas antes de tener un niño y una playa y no fue la resaca quien te llevó hasta allí. Fue la P fe, la vocación de marea. No voltees a mirarme con escepticismo, como ayer, jjj. 
Me quieres todavía porque no saliste de esta casa a una cuna en el río. Si perdíamos el preciso momento habría resultado extraordinariamente difícil después. 
Puf, cuán solemne en la viñeta. Para de reír, jjj.
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Es de tarde, Júrame, Gesticuladora, Dama del puerto para terminar -tú sí y no quien creí te emularía-, y la Acá y Allá se aleja por el patio. Necesitaba dinero la chaparrita de diecinueve años y por no dárselo sin más, apenándola, le ofrecí limpiara la casita a cambio. El obligado remate fue la asesoría en amores, que no necesita y le sirve para soltar la lengua.
La Niña reapareció. Tuvo una hija prematura y pena por la atrabancada relación con su pareja, hombre bueno cuyas fracturas encajan en las de ella.
Tu vecina de viñeta se ofendió. Lee esta y entiende lo que debería ser obvio: el viejo no quiere más juegos y daba pie a su fantasía como hace todo con las jóvenes, por agradecida solidaridad. 
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Alguien que se acercó a esto declara su decepción. No tengo la culpa, le digo, si somos como somos, pues aquí de literatura hay lo que de forzosa recreación en cualquier crónica personal, y ya. Por el alguien me avergüenzan nuestra simplonas personalidades, tan poco Maga y Oliveira, pongamos. Por nosotros, me congratulo. 
Desde luego tampoco somos canción del Don, si bien...
Con tu boca de mercurio en los tiempos misionarios,
y tus ojos como humo y tus oraciones como rimas,
y tu cruz de plata, y tu voz como campanadas,
¿quién de ellos piensa que podría encerrarte? (...)

¿quién de ellos piensa que podría llevarte? (...)
¿quién de ellos piensa que podría vencerte? (...)
¿quién de ellos intentaría impresionarte? 
B.Dylan
La Tic no admiraba al Cuac. Le tenía sin cuidado si era un pobre diablo. Los ojos bastaban.
La bárbara Acá echó a la basura dos sillas, Gesti, que se desarmaron. Le hablé de su hechura y de los muchos años a mi lado. No la convencí hasta mostrarle fotos tuyas.
-La conservan a ella, ¿ve? 
Con un respeto rallano en devoción, las devolvió a su lugar, jjj.
Uy, no me acordé de la música, jjj.
Busco a la hermana, la madre o no sé quién de esta mujer que no conocía
Sí, sí, no me grites, jjj. Es Sona y no Sonia, jjj. Mi información en la red social afirma que nací en Nowére, Mali, cierto. En todo caso no manejo la lengua de Guinea, jjj
Y vete a dormir, jjj, que faltan casi cuatro horas. Para el amor, te recuerdo, soy puntilloso con el horario, jjj.
Ya, huyamos de aquí.
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Él, pa de E y S, pasea a veces con ellos por los cuadernos, y el Nuevo lo hace a solas. Ustedes son mis únicos lectores ciertos, pues saben qué hay detrás de los burdos símbolos. 
Cada vez voy un poco más lejos, sin moverme apenas de la silla desde donde percibí tu peculiar mirada aquella tarde, mientras escribía El idiota y así encontraba a los nietos como acompañantes y destinatarios. ¿Qué hacían entonces el abuelo y el resto de mi Corte de medianoche? Si tú no tienes idea, jodímosla, Tic, jjj. 
Cuando hace unos días te vi atravesar la espesura en que el puerto desaparece, tuve miedo y todavía me debes una explicación sobre cómo andas confiadamente por allí. En esos lados matan, secuestran, desaparecen, violan, a la manera de casi toda nuestra infernal casa. Supongo que tu pequeño pueblo fantástico te protege. Aun así...
El amor y la revolución son un mismo indisoluble acto, que a veces no basta, dije por ahí.

Sí, en negro tu Cuac este amanecer. Cuando quisiera que no fuera así, optimista irredento. Fiel a mí, creo en resistir. Y la mejor resistencia está en el amor. La Tic lo tiene siempre presente. ¿Por eso pareces inmune al monstruo? Muéstrame más del mágico pueblo de tus noches.
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Nos toca salir a la calle con muchos, Júrame. 
La Acá vino de nuevo para ayudarme. 
Hoy cumple veinte.  
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Mi río Magdalena, ¿ubicas la tonta representación de los cuadernos? Sí, por supuesto. 
Cíclicamete abandono las redes sociales, igual que cuando nos conocimos. Una, en concreto, pues a la otra llevó meses sin entrar. Hablo de las usuales. Me refugié en una cuenta pequeñita, donde trabajo con los talleres. Fuera de ellos cada vez estoy más aislado. No hay alarde, pues, cuando cito al Magdalena. 
Esta viñeta no es para contarte mis días, de los cuales tampoco te informo en nuestros encuentros. Se trata de que entreveas cuán fácil resultaría mudarme cerca de ti y porqué no lo hago.
Mañana con la Mal y Sofi trataremos de concretar un proyecto. 
El país, todo él, pareciera condenarse al desastre. Los talleres probarían lo contrario. Hay tanta y tan rica vida allí.
Mira, encontré una de nuestras adoraciones
Estoy cansado, enojado. Escribo un libro al vapor, sabes. Cinco semanas, quedamos, por motivos superiores... En fin. 
Para cambiar el tono ¿un poco de tu croquis sexoso sobre la casita?
En reconocimiento al primer día, de Uno debió ir el futón, aunque ciertamente iniciamos allí para seguir por muchos lados, jjj. 
Sabías que resultaría muy fácil convencerme si te acercabas, no lo hiciste y sin proponértelo el efecto se multiplicó por la distancia misma y el silencio, pues los argumentos nos los dimos así, sin palabras. 
Quedaste en un haz, Cosa, como suele pasar cuando la emoción emborracha. Los sentidos tienen facultades que exploramos muy mal, y aseguraría que también para ti la figura en la cual te concentrabas adquirió un tamaño, un volumen, una proximidad irracionales.
Por eso percibía tu respiración y el escalofrío a lo largo de tu cuerpo, desnudado en el cabello, cuyas puntas alteraron la composición con ese mínimo suficiente que había notado muchas veces.
Te temblaron un poco los labios, Tic. En realidad pudimos no tocarnos. Bastaba la declaración y temo traicionarte al contar como lo hago. 
Cuanto hubiera esa tarde podían presenciarlo las fotos de los nietos y los hijos, en las paredes, al pie de los espejos, sobre las mesitas y el escritorio.
No envilecer el acto, era la condición. 
A lo repentino la mirada se te enturbió y la dirigiste a tan claro lugar, que entendí. 
-Voltea, Tic -dije para que encontrarás explicación en mí, imagen paternal. Sí el llamado era una costumbre para entonces, debía esmerarse al cruzar a la incierta orilla. 
Entonces hiciste lo inesperado: levantar un poco la falda y con una caricia subir por la pierna hasta la que se descubrió fuente. 
Ibas a medio camino cuando dejé la silla (puf, agota poner en palabras la hora, jjj) y al levantarlos tus ojos fueron una orden. Luego la sonrisa dulce, sin picardía, incorporarte y en un tris estar tendida sobre el futón.
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Y responde ella:
«Aunque nuestro amor se desvanezca,
permanezcamos junto al borde solitario de este lago,
juntos en este momento especial
en el que la pasión, pobre criatura cansada, cae dormida. 
Yeats (traducido por X)
Cuando uno se queda sin qué decir, por fortuna hay muchos a quien puede acudirse.
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El futón, una niña echada en él, ¿aguardando? De vuelta, no. Suspender el instante, bambolearlo, hacerle una profunda horadación... o permitir que continuara su espléndido curso, tarde silbando una melodía de vago.
No hay manera de recoger esa o cualquier otra sencilla situación. Recogerla... sin falta al rescate las palabras, a pesar de la torpeza del que pide por ellas.  
Ésa recostada entre telas hindús y coloridos almohadones de lana, las ondas a tus pies estaban también digo por aprovechar la foto y no el momento.
Toma tiempo contar pues el salto era gigantesco. Me senté pegadito a ti para que mis manos y mi boca hicieran la travesía desde las protectoras caricias, que el anuncio de tus muslos y de la liquidez en la herida entre las piernas apuró. 
Había aprendido a querer esa piel y apenas tocarla ahora fue distinta, invitación que aceptaba parsimoniosamente y por ello sin duda di paso al más completo abandono de tu cuerpo. Nadie jamás estuvo tan inerme ante mí. 
¿Raro el sueño aquél y las referencias a las imágenes renacentistas? Las puntas de los dedos al recorrerme... 

Suficiente por hoy, Tic.








Quedas en el escenario girando.
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(Una hora después vuelvo al intento.) Inerme, dije entre figuras mal construidas. Tieso el Cuac con la viñeta, fluye de tarde en tarde... pero estamos tras una, ¿no?, jjj.
¿P inerme por voluntad demandaba qué yo?, ¿el de hasta entonces o el del curriculum amoroso que descaraban las fotos en un canasto, los cuadernos, la docena de diarias llamadas sin interlocutor, la angustia cuyo único reposo era la pasión?
El Cuac tenía dudas de otra especie y reunidas echarían a perder el momento, sino fuera por lo que a los dos nos decidió...
Paro, Cosa. 
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Leí esto. ¿Cuánto nos reflejo, juntos y por separado, en dos tiempos, y para qué?
Ticteo, luego existo, en 2008 y 2015, y los años en medio se reforman a conveniencia, me parece. ¿Cómo sería mi vida de no reencontrarnos?, ¿y si mañana te haces humo?
Conociste a un Cuac en desgracia, pensaban los demás, y a solas tengo la misma impresión ahora, cuando menos por momentos. Rescatas al viejo, pues, también ante el espejo. Y así, curiosa o sintomáticamente, no sé, volvemos a la escena del futón. Bueno, todos los caminos conducen a Roma, ¿no?, jjj. O lo que es igual: la existencia cabe en un colchón japonés que convirtieron en sala y remanso del placer, jjj, o, sin jejear, P y B estaban con sus días por entero a las 5:28 pm, aprox, del 26 de febrero, en el multicitado año.
Una de mis chistosas mezclas musicales terminó mientras nos mirábamos a distancia, de modo que nos recreó la tarde a solas y más adelante tus tarareos.
Aclarémosle al respetable de la viñeta que "nuestra" privada es pródiga en atmósferas. Cómo olvidar, por ejemplo, el sublime concierto cotidiano antes de la comida. El nipón -vaya casualidad, jjj- del piso alto hacia escalas preparándose para cantar en un bar y tal si lo hubieran ensayado, primero el perro del sastre y después el gallo al fondo lo imitaban durante el aria, llamémosla así, que prorrumpía en el segundo movimiento con el resto de los canes y los niños al regresar de la escuela, jjj -la Tic grabó el espectáculo. 
De las luces por la ventana al patio mejor ni hablamos. Ésta hacia un oriente imperfecto, con la escalera a un costado ocultando el sol excepto en tales y cuales horas de la mañana, literalmente aspira los rebotes que reposan tras el conflicto, y la sala entonces se envuelve con varias fuentes -de luz hablamos todavía, claro-, pues el otro patio, del lavadero, es dadivoso y a su modo también el pasillo a la recámara principal, en eterna penumbra.
P estaba recostada al pie de dos cuadros luminosos, entre una salpicadura de azules y amarillos y un toque rojo, que le ablandaba la piel, y el cabello, los ojos, las abundantes cejas y pestañas negros, tenían un contraste singular.
Ya dije que a su piel parecía faltarle el gusto fuerte que yo identificaba con los morenos encendidos, y así era. La pobre vellosidad advertía algo por el estilo en la supuración, y en esta caso me equivocaba. Una frágil película aceitosa fue lo que encontré, por primera vez en ella y en cualquier otra mujer -venía de la bisabuela de nuestro norte indígena, según la propia Tic-.     
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Acabo de ver esto, Cosa, y me pregunto si una película puede cambiarte la vida.
Dejo la música

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Tú y yo a punto de hacer el amor por primera vez, y detrás el mundo. De tanto usar la palabra perdió sentido: mundo.
El quid está en la secuencia final. El quid no de la película sino de nosotros esa tarde y del Cuac hoy, casi al amanecer -¿amanecer, sí? 
¿Lo que evité fue la vida, creyendo asirla mejor? La pobreza o riqueza de un hombre o una mujer se mide por cuánto experimentó. Presumo nuestra relación y quizás fue intrascendente. A dudas así debemos enfrentarnos. De otra forma para qué venir. 
¿Me confundo? ¿Basta ser bueno?, interrogo con frecuencia en voz alta y rigurosamente la respuesta es Sí. 
Ay, Tic, qué mal ando, jjj.
Voy a dormir para verte en un rato -le encargo al sueño las aclaraciones, jjj y no jjj, que es un cabrón el señor. 
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El "señor", Consejo de los Sueños para los sioux, fue benévolo y me premió con un despertar cuyo contento transmití al compadre gorrión. Lo conociste, Gesti, y tu capacidad para apreciar esas cosas permitió integrarlo a la vida en común.
Vino a despedirse en nuestra nunca mejor nombrada dichosa tarde, cuando hicimos una pausa. Esperándolo en las cornisas a sus espaldas, otros y otras de la cofradía. Entre ellos una tórtola mogijata, que no quiso mirar, jjj, ni porque le cantaste esta
No quedaba ya más que un filón de sol justo a ras de la pared detrás nuestro y su reflejo era un foco de 25 watts en la cortina. Suficiente para marcar los volúmenes Tic-Cuac: en cucharita, como dicen, yo delante. ¿Habíamos terminado de cruzar? Juego dibujándole a las sombras un oleaje que no tenían, desde luego, y así materializar el río. 
El descubrimiento de un cuerpo no le pide nada a la mayor aventura en tierras desconocidas, digamos a lo payaso y -para variar- no. 
-Pancha -díjote el yo-, por qué tan buena tú siendo tan mala la de la canción. 
No, pues me tocaron los primeros picotazos de la relación.
Ni creas que ya nos desviamos, Cuentera -de cuentas y cuentos- y que dejaré de exhibirte en la mera exaltación de los bajos instintos. Bajoinstintosa, de plano, cuando me puse a recorrer tus piernas con una mano pues la otra seguía haciéndole al abuelo tranquilizador, el infarto no vino porque ya me había dado... años atrás, jjj. 
Chale y recontrachale acordándome. ¿Eso iba a tener de ahí en delante? Es que deja que te explique, Tic. No, mejor no. Las palabras salen sobrando con el espectáculo. 
A la mayoría de los celulares les faltaba cámara o tenían una burda y nuestras fotos se tomaron con la digital barata que Él desechó. Abro el centenar que recién recibí de ti.
Puse una en días pasados para quitarla de inmediato. A quien quiera P azul celeste que su imaginación le cueste, jjj.
De líquidos hablé aquí hace un rato y a la porra se fue el profesionalísimo comentario, jjj. Rescatemos un fragmento: la madre de mis hijos era una mujer fuente, figura mitológica cuando las páginas porno no proliferabanY volvamos de nuevo a mi mano recorriendo tus muslos. (Uy, Gesti, se me acaban los cigarros y a las 5:24 am no tengo fuerzas para ir a la tienda.) 
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En 2008 dudé en mostrarte la película
Te recordaba tu adolescencia, tras la cual decidiste eludir a los congéneres. Y a mí, decías de él.
La Canción no tiene esa boca y sus ojos miran más bien así:
El pelo, la nariz, la calidad de la piel y no el color; las cejas y las pestañas, son casi exactamente los mismos.
Hasta ahí las similitudes. Con el caminar sólo tienes que ver en el danzado. A pasitos parsimoniosos anda P, entonces y todavía más posiblemente en el verano de 2015, asentándolos bien en el suelo, y por eso odia el calzado.
Puedo subir fotos tuyas, y además de que no quiero exhibirte, el personaje sirve de sugerencia. La vida se come sin cubiertos ni mesura, a lo medieval, declara todo en ti, como en Betty Blue. 
(Bueno, démonos tantito permiso, jjj. Parecías todavía más joven de lo que eras y libré la cárcel por pura casualidad, jjj.)
Quien educa no soy yo, dije en una viñeta a la Niña... Paro otra vez, que aburro con el tema y de todas formas me presentarán como pederasta. 
Si tenías poca experiencia en la pasión era por la tendencia natural a darte a ella y por los efectos de tus primeras incursiones en él, que te condujeron a la cueva donde seguías esa tarde. 
Temías desbordarte, yo no calculaba bien cuánto y después de dar el paso, olvidé las dudas. Cuestión del único oficio que dominaba: acunar la libertad ajena. ¿Presuntuoso? ¿Y por qué la seguridad de que no habría trabas? Estoy a punto de un discurso, jjj.
Te enamoraba mi olor y la mezcla de tabaco y café tenía para ti un sabor "agridulce", jjj. Si en algo te consuela, confieso que me gusta mucho también.
En fin, cualquier cosa del Cuac era entrañable para la Tic. Me construiste. Nadie se salva de eso, ni yo de continuar subiendo por tus piernas, las dos, con una mano que iba de una a otra mientras las tuyas acariciaban mi cabeza y me delineaban el rostro.
-P, no te enojes, pero todavía podemos detenernos. 
Con una sonrisa apuraste un poco el recorrido que hacía hasta el cobijo de tu sexo.
-Quítalo.
Te referías al calzón matapasiones, jjj, que no lo fue.
-No -dije, pues el algodón y sus pliegues me atrajeron poderosamente.-¿Te preocupa la mancha? -que se extendería al sentirme.  
Tu cabeza respondió. 
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Nos vemos en un ratito, Cosa.
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Hola, dice el que a mediodía recién despertó. Chale, ya creo que vivimos juntos (a ver si dejas de darme codazos en la cama, eh, jjj). No soy el único. Ese ring estuvo criminal, Clown.
Fui al tumbaburros:
Pánico: Estado en el que entra un Cuac cuando una Tic le informa la llegada con su criatura, jjj (el jjj no es agregado mío, eh). 
Le hablé a Él para que se queden con los nietos, porque sino tu cosito identificará a esta ciudad con la penumbra de nuestra casita y los pulmones le reclamarán. Los piojos se encargarán de maleducarlo.
A la 1:22 llevo una hora desnudo frente al espejo precisando qué debo mandar a hojalatería. No porque espere me veas así... (Muchos suspensivos. ¿Un desafío el rencuentro? No ((digo y corro a la bicicleta a preguntarle cómo anda luego de meses de abandono).
La mayor preocupación es cómo asimilará tu enano que su títere hable y vaya y venga a voluntad 
(Escogí una foto favorecedora, no para ti, que al amanecer me encuentras en la más triste condición.) 
¿Basta ser un hombre bueno?, insisto en la pregunta, y la contestación se repite a lo piedra pequeña. La casita en los ojos de la hermana Ro, al poco de tu marcha
Claro, después vino la Acá y Allá a limpiar, concentrándose en los espejos

La lista de reproducción sigue
Llegarás para ver La última gira, que será la primera en su próxima presentación, y a los grandes personajes en ella. 

Más días Cuac




Ayer hablaron por cuarto año los del Nobel. Qué necios. No entienden que no lo quiero jjjjjjjjjjjjjj


  • Wadda jajajajaja sonso

  • B No se haga, la Wadda, que usted es la que comanda el comité que me promueve
  • Wadda  jajajajaj si yo te llamo y te llamo para que te den... el NOBEL
  • B Yo con que me dieran una Wadda tenía jjjjjjjjjj
  • Wadda Rock jajajajajajajaja con una
    Sofia es un premio burgues amigo, te entiendo
    • No, y luego del reconocimiento por la Academia Toby, qué más jjjjjjjjj
  • Manuel Yo también le estoy llamando para darle un presente...

    • B ¿No me va a hacer lo de siempre? Eso de enseñar la zanahoria nomás jjjjjjjjjj
      Manuel Zanahoria pepino y pura verdura para su dieta
    • B Mamito jjjjjjjjjjjjjjjjjj
Ahora ahí los dos coreamos: Dance me to the end of love.
La vida es una puesta en escena, ¿no?
Cuac no cambié. Ni tú
No conté que tal vez la Mal nombrada se mudará aquí. Es una comadrita. Cuando charlamos, por si acaso y como a la pasada dijo:
-A mí sólo me gustan los hombres altos y fuertes -jjj.
La casita sigue siendo tuya.
(Detén al que se puso loro por tu anuncio.) 
-0-
La acaban de pasar, Clown. Me gusta mucho. (A las 3:57, resurrecto, le doy el tamaño que quería.)
La letra:
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
-esta muerte que nos acompaña
de la mañana a la noche, insomne,
sorda, como un viejo remordimiento
o un vicio absurdo-. Tus ojos
serán una vana palabra,
un grito acallado, un silencio.
Así los ves cada mañana
cuando sola sobre ti misma te inclinas
en el espejo. Oh querida esperanza,
también ese día sabremos nosotros
que eres la vida y eres la nada.
Para todos tiene la muerte una mirada.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
Será como abandonar un vicio,
como contemplar en el espejo
el resurgir de un rostro muerto,
como escuchar unos labios cerrados.
Mudos, descenderemos en el remolino. 
César Pavese. ("Agobiado por la depresión y el desengaño, se quitó la vida en agosto de 1950", a los cuarenta y dos años. Viejamente viviendo de prestado, uno, sí.)


Parece que escribo mi epitafio, jjj. En fin, por si se ocupa... 
(Cuánta más la felicidad, tanto más la melancolía, en términos Tic y de mi abuelo, mi hermano pequeño, los 43+5 y así hasta el infinito.)  
-0-
Unas horas después caigo en cuenta, P. Dicen que los encontraron y no lo afirma la autoridad. Si es cierto, estarían casi en el mismo punto donde los malditos aseguraron. Me niego a creerlo y entretanto morimos todxs por tercera vez.
Leí al paso un titular y las prisas de la alegría impidieron entenderlo. 
Reviso la nota, es absurda. Busco en la red. ¡No hay nada! 
Eternamente con un pie en la locura el Cuac. ¿Me advierte, como la culpa que asesiné hace unos años en el parque, recuerdas? ¿De qué?, ¿de no quererte?, ¿de que sólo tengo derecho a ser feliz diez minutos al día? ¿Así se decidió Pavese?
-Lázaro, a quien diga que fue fácil, levántalo y échalo a andar. 
Seguro leíste la viñeta ésa.
-0-
¿Me acompañas al taller, Cosa?
En realidad vamos a dos
-0-
Si este es nuestro diario, P, la elocuencia está en lo callado.
Quién sabe cuánto duran los días juntos y cómo transcurren.
Vendrás pronto y la viñeta quedará en silencio.  
-0-
3:29 am del sábado, Júrame, y la soledad anda queriendo ponerse estorbosa. No hay más solución que
Jjj, quiero volver al futón aquella tarde, en la memoria, claro. Y no. Quedemos con mi mano entre tus muslos, los Tic brazos estirándose hacia atrás y su cabeza que se inclina a un lado. 
(Hago el trabajo preparatorio, jjj, apelando al recuerdo. Así cuando llegues, como a lo casual el futón estará donde entonces y:
(-Qué buen momento ése, ¿no, Cosa? -jjj.
(Bueno, eso puedo hacerlo en treinta y dos puntos Tic registrados, jjj.)
Mejor bailamos

-0-
Llamaste, Cosa.
Repetí varias veces la canción pues lo pedías. 
Nos enamora este espacio donde quedamos. Por eso contaré todo del pasado. Formará parte de la herencia a los nietos en los cuadernos, y a ti. Ni idea de cómo transcurriremos en el futuro y sí de que habrá un Tic-Cuac hasta mi final.
Tu mirada no es sólo ojos, ¿te das cuenta? Estás tan ahí cuando nos vemos... 
Oh, la música que más o menos accidentalmente escogí... ¿Tardo en comprender?
Eran los primeros P días aquí y al salir de paseo en la mañana reclinaste la cabeza estilo canción, en mi hombro, por primera vez y sin motivo porque la cuadra estaba muy tranquila, pajarosa, jjj, y el cielo limpio para la ciudad monstruo (la canción sigue repitiéndose en la web y, al picar no sé dónde, también en el blog, con un par de segundos entre sí, a lo canon, jjj; ¿podré hacerlo con un tercer clip?; espera... uau; va por correo; ¿y una cuarta...? no más, perdón, jjj; es que se presta, ¿verdad?)
Los ritos: a las siete en punto cada día, incluso si nos encontramos hace una hora o hay otras llamadas después. Tiene truco, creo. Ríes, seguro. Cuando apenas me acerco a la esquina, diste dos vueltas a la colonia, jjj.
Que tienes una sorpresa, anuncias. ¿La estropeo? Al mover la compu se perdió el encuadre que preparaste, es obvio, y, lo siento, titiritera... jjj. A buen entendedor sobre decir que ahora el yo de varas, estambre e hilos para manejarlo, tendrá una compañera, jjj. Puede pasarme desapercibido un elefante que brinca sobre mi cama. Cualquier cosa en relación a los multinombradxs, no, jjj.
Uy, dejé a mitad la mañana cancionera, jjj. ¿Continuo con ella después, para terminar un trabajo? 
Son 5:25. 
-0-
6:53, ya casi. Prevengamos a la felicidad. De nuevo:
Para todos tiene la muerte una mirada.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
Será como abandonar un vicio,
como contemplar en el espejo
el resurgir de un rostro muerto,
como escuchar unos labios cerrados.
Mudos, descenderemos en el remolino.
(Per tutti la morte ha uno sguardo.
Verrà la morte e avrà i tuoi occhi.
Sarà come smettere un vizio,
come vedere nello specchio 
riemergere un viso morto,
come ascoltare un labbro chiuso.
Scenderemo nel gorgo muti.) 
César Pavese.
La puntillosa dama exigió comprobar si el traductor había conservado el ritmo del poema, jjj.
-0-
Paso uno, despertar. Dos, quitarse la cruda de tabaco con tabaco. Tres, parir geniales ideas para un trabajo, jjj. Cuarto, poner las canciones de Ella corriendo adonde se completa su sabor. Entonces suena el correo. Trae la foto de los dos títeres que juegan movidos por una mano de niño y otra de mujer. Son pequeñas obras de teatro acompañando por un momento el día cuyo rumbo no se altera. 
De vuelta el correo y una segunda foto. El perfil de la joven madre trepa una roca lavada detrás del niño que sube a gatas entre el estallar de una ola.
Joaquín Sorolla
Esto fue unos minutos después, jjj, dice el Cuac que no quiere quedar fuera de la hora y de paso recrea. 
Ahora eres una indistinguible distinta Betty Blue, con un niño milagro y un mar que nadie sabe, fugándose por las noches a un caserío legendario.
En éste nos veremos y no en mi ciudad, según afirmó el diario. 
Por si no das con tu casa al regreso, Tic, una foto para ubicarte, jjj
Joaquín Sorolla
Al fondo el balcón desde el que sueles charlar conmigo.
-0-
Cuatro días para que vengas y ni intento poner guapa la casita. Se vino abajo con tu marcha y el cuarto de arriba lo presto al sastre. No están más, pues, las jardineras y los macetones sobre la playa de cemento con vista al cielo, a las espaldas de la cuadra vecina y los árboles en rengleras a lo lejos, hurtada al fisgoneo. Era desierto esa azotea antes de ti, y se volvió un modesto paraíso.
En el patiecito para lavar, las plantas también murieron y poco a poco todo se arruinó, a pesar de Mía y el matrimonio con la Niña.
Desde luego era a la vez por la pérdida de los nietos y el golpazo tras el largo, infructuoso viaje en búsqueda del hermano pequeño, que libré mientras tú estabas.
Ése vínculo entre ustedes guarda los porqués, como hoy el del enanito tuyo con ellos a través mío. En él hallaste cuanto juntos pudimos por fin explayar. Me concibo puente y lo soy de nuevo: entre un niño en silla de ruedas hace casi sesenta años y el que sorteaba las rocas esta mañana.
Espera, voy por una viñeta. 
Ya:
Digo cualquier cosa sabiendo que quien te cuenta son los ojos y las inflexiones en la voz, y al voltear con la sonrisa casi me olvidas, atrapado por lo que tardo largos segundos en sospechar es una luz sobre el filo de la cortina. Lo creo porque te he visto antes encandilarte con ella como si fuera la primera vez y la sé para mí perdida según debiera, a menos de hacer el enorme esfuerzo de otros días. Gracias a él descubrí, por ejemplo, el justo vaivén de la rama al borde de la ventana, sin traducción al menos para mí que estuve dale y dale en el intento de hacerlo palabras.
No puedo con tu mundo, hermano, me rebasa, me apabulla, me pierde en el desorden aparente donde tú por necesidad encuentras armonía. Desde el baño mamá pide que la ayude a bajarte por la rampa, le contesto que puedo solo, me recuerda cuánto has crecido. ¿Ves? Todo eso está en el juego de voces entre los dos. ¿Algo intuyes viniendo de lo que no atino si te vale llamar "ayer"? Algo, sí, me parece. Más lo olvidas en un tris. Qué caso tiene, dirás, en un decir.
Ahí termina la viñeta y empezamos los dos, él y yo, tú y yo, el pequeño de la Tic y la Tic. 
Tontos juegos de palabras, sí, y muy mi derecho, que no sigo aquí por casualidad -pido perdón a don César por decirlo.
Idílico el 2008, con amor y placer a raudales. En el lomo de su curso, tristeza sedimentada, repito y repito, que de otra forma no se entienden las razones de un enlace sin mácula, y no exagero ni tantito.
Fue eso en realidad lo que me orilló a tu ida, contra las P patadas: necesariamente el mito se destruiría. No lo hará esta vez (ocasión suele ser una palabra horrible, jjj) por lo bien construido. (Me estoy pasando, creo, Clown, jjj.)  
Equivoqué la música. Cómo saber adónde vendría a dar. 
¿Me estoy pasando, en verdad? No. Es muy simple. Sobran los argumentos.
Hasta el rato, Cosa.
-0-
Dormí un poco, faltan más de dos horas para el rito, no hay trabajos urgentes y pienso por los dos en voz alta. 
Tus primeros veintidós años los conocí gracias a la intuición sobre todo. Las Tic normas excluyen las largas parrafadas a menos que traten de asuntos minimísimos y trascendentales, como los sistemas de tránsito en las arañas o el sonido. Especialmente en el sonido que, con las texturas, es lo que más te intriga.
Escuchar y tentar son tus herramientas y dimos grandes espectáculos recorriendo con los dedos las cortezas de los árboles o los muros en la ciudad vieja, por ejemplo. Lo otro pasaba inadvertido: el reconocimiento de "notas" y ritmos en la batahola que jamas desaparece aquí, aun a las horas en que se diría el valle duerme.
La música que oímos ahora no suena por capricho. El pianista es tal vez la persona más parecida a ti. Cuando te ofrecieron el contrato para grabar, pediste una inmediata prueba en el bar, imitando a don Glenn con una famosa balada ranchera, tanto en la interpretación como en los visajes y el movimiento corporal.   
-No se burle -dijo el ejecutivo que se había tomado la molestia de ir a escucharte.
-No, señor. Sigo a mi maestro. 
Tu altanera mirada bastó para mandarte a freír espárragos, jjj, y el adios con caravana que se llevó de despedida fue inmejorable.
(El tiempo parece andar con mucha lentitud esta noche. ¿Llevo escribiendo apenas diez minutos? De Mozart pasé a Chopin, por cierto, y tú sin saberlo, jjj. Esas listas de reproducción. Uy, de vuelta se acaban los cigarros en la madrugada. Habrá que ir al minisúper, con el riesgo de convertirme una vez más en paladín de los trasfugas nocturnos, jjj.)
Del tema a tratar no hablé ni una chingada en voz alta, jjj.
-0-
Cosa, ponlos simultáneamente con un segundo de diferencia,sin los aplausos iniciales, y conserva el volumen que tienen o gradúalo un poco, que tú eres quien sabe (0:04-5). (Cada uno que entra mueve a discreción. En todo caso respetemos el volumen del primero en el doble que los demás. Sino crean caos, aunque no está mal así.)
Cuac loco, Cuac loco, jjj.
La primera mañana cuando al caminar por la cuadra te reclinaste en mí, habías hecho una declaración de amor a las extrañas cintas musicales que grababa. Eras un pájaro inquieto antes de salir de casa y el vuelo se apaciguó por tu sempiterno miedo al exterior, dejando a esa niña segura de encontrar quien protegiera la falta de contención que necesitaba. 
La plenitud duró cien metros y la pérdida se compensaba con la paz de saber donde hallarías siempre cobijo.
Para el Cuac equivalió al paseo en que E dijo Eres mi mejor amigo.
Una mujer y un niño podían tener muchas cosas en común para un abuelo profesional. Todas, no, menos a tus ojos que tardarían casi dos semanas en verme con los nietos. Creíste que estaba solo para ti y al descubrir el mundo entre los tres, lejos de sentirse desplazada la Tic percibió un nicho que se le reservaba.
-0-
Escucho los Júrame preguntando por la sensibilidad entre dos épocas. O las muchas, en particular cuanto más atrás se va. Aborrezco el México de la Suave Patria y en tal y cual cosa resulta entrañable, como esa canción o las que más te gustan.
Conmigo fue tu asomar a los años de María Grever.
-Quiero vivir ahí -dijiste seleccionando media docena de fotografías. Luego la mirada se te volteó al patio de la privada para preguntarle si pasó el tiempo. 
La tarde en el futón puede responder. Estirando los brazos hacia arriba con el desmayo de la cabeza inconscientemente copiabas escenas de película antiguas para ti, que a mí me formaron y ninguno de los dos buscaba no por inéditos y sí por fidelidad al momento.
Otra vez debo advertir al cuaderno que la Niña es tu proyección y no estaban dedicadas a ella las palabras de Monelle:      
Que todo dios sea dios del momento.
“Y Monelle dijo: Te hablaré de los momentos.
“Mira todas las cosas bajo el aspecto del “momento.
“Deja ir tu yo a merced del momento.
“Piensa en el momento. Todo pensamiento que perdura es contradicción.
“Ama el momento. Todo amor que perdura es odio.
“Sé sincero con el momento. Toda sinceridad que perdura es mentira.
“Sé justa para con el momento. Toda justicia que perdura es injusticia.
“Actúa para con el momento. Toda acción que perdura es un reino muerto.
“Sé feliz con el momento. Toda felicidad que perdura es desventura.
“Ten respeto por todos los momentos, y no tiendas lazos entre las cosas.
“No retrases el momento: extenuarías una agonía.
“Observa: todo momento es una cuna y un ataúd: que toda vida y toda muerte te resulten extrañas y nuevas.”  M. Schwob.
¿Exagero al hablar de tu generosidad? No al estilo Monelle y sus hermanas en el tiempo, pequeñas prostitutas. En tal y cual parte pido perdón a los hijos por cumplir el rol de padre y recuerdo cómo apenas nos vimos en el cunero el mío y yo renunciamos al otro. No son discursos que aprendí. 
En nuestra monstruosa sociedad la palabra prostituta es deleznable desde sus orígenes y escupe con placer y desazón. En la juventud tuve amores con una, sabes, y la tengo presente. 
Contigo Monelle adquirió un abuelo y en el futón se entregó sin reservas a su ser. 
-0-
El domingo familiar de la Tic me incluyó. Ahora tiene manera de que nos veamos cuando está fuera de casa. Los acompañé al río y estuve a punto de abofetearlos por no compartir los cangrejos que chupaban hasta el último resquicio, jjj. 
El enano y ella me llevaron senda arriba entre helechos, gallos y mameicillos, los llaman, con un chilladero de pájaros, insectos y vaya a decirse qué más. Buscaban un ojo de agua pequeñito, con su salto sobre las piedras rumbo a la corriente en cuyo borde podía verse el mantel donde comieron. 
El piojito de cuatro años se sentó allí para mojarse y la Tic lo animaba a seguir el curso de las hojas que ambos lanzaban. Era muy curiosa la sensación de estar con ellos desde mi silla.
De tanto en tanto la nunca mejor conocida como Clown hacia Cuac, y él en un punto, tras voltear en inútil búsqueda de patos, se dio a imitarla. La conversación fue genial y terminó en una pelea a picotazos, jjj. 
Regresaron antes del atardecer y sólo las guardias campesinas que topaban pudieron explicar la tranquilidad relativa, pues así se descubrió, de un domingo María Grever. 
La diferencia entre la Tic y el hombre del piano es muy simple: de género. En esa sala no hay más niño que él.
-0-
Que nunca debe salirse sin vestir una gran canción
A las 5:30. ¿Vamos, Clown? 
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Como otras veces, compruebo que soy ilegible y cierro los blogs. Así estamos según conviene, en privado, Cosa. 
El principio lo sigo: decir lo indispensable y no más. 
Falta día y medio para la llegada de ustedes. ¿Qué quieres presentarle a N, tu pequeñito? Es su primer viaje y ha de tener significado.
-0-
Q
Que transforme este diario en no sé qué para los demás, dijo el joven amigo pendiente de mis cosas. 
Desde luego no lo haré. Los pocos que nos frecuentan aquí son cómplices.
En la red social con ochenta contactos, al ir a la cama acostumbro poner lo escrito cada día. Cuatro leen de tarde en tarde y sin preguntárselo dos de ellos confiesan no comprender nada. Respondo con bromas y un mal sabor de boca. El muro de esos chunches virtuales es un patio que para los solitarios extiende el hogareño. Si me encuentran en calzones y les incomoda, culpen al fisgoneo, jjj.
No concilio más allí, como no lo hago en ningún otro lado.
Volvamos a lo nuestro, Gesti. 
De alguna forma tengo que hacerte pública guardando tus señas de identidad. Arreglo un poco la foto de Betty Blue y ahora para los demás somos estos
Y este, N, tu cosito.
Joaquín Sorolla 
Prometes cantar mucho también estando aquí.  
Por desgracia ya no hay carretas, trepar a un enano al caballo es peligroso, y sin propósito de ahorro, como la señito odia los autos, lo más cómodo serán doce horas en camión de segunda, con paradas, jjj.
De ver, escuchar y sentirse arropados va el asunto, dijo siempre sin decir la Tic. 
Se lo agradezco pues me gustan mucho las centrales de autobuses y si nada es comparable a las nubes y por ello duele perderse el avión, N meterá en la maleta el apasionante trepar al altiplano desde la costa. 
Harán casi el mismo camino, P, que cuando a los veinte años decidí dejar todo atrás y lo hice y no. 
Viajes por dentro y por fuera, momentos de un mismo suceso, digo en el cuaderno Tal. El de ustedes hoy, mayor, pues nada tienen que ver con los viajeros modernos o posmodernos o X, vaya a saber cómo debe llamarse a este tiempo en el cual parecemos regresar a 1848 o por ahí.
Los sólidos se desvanecen en el aire, es una frase del Carlitos, que un siglo después otro gran tipo revisó. ¿También nuestros encuentros en la camarita virtual? ¿Por eso vienes, Tic, para deshacer el secular enredo cosiendo, y N es el verdadero sujeto de la aventura? Sí.      
-0-
6:56 y sin cigarros de nuevo, jjj. Corro.
-0
Llegan en media hora. Así te venden la central, ocultando su trasiego semiáspero, sus olores, las cuitas en los viajeros, el terror que inicia a un cuarto de allí y ustedes sortean desde salir de casa.
-0- 
3:59 am y la Tic me acompaña al portón en la casa de los nietos. Cuando hace dos horas el último superviviente cayó, jugamos como niños, primero con las fotos que se entrecruzaron y luego usando cualquier pretexto. De hecho lo hicimos apenas vernos en la terminal. Lenguas que provocan al otro, empujones, piquetes, durante los suspensos para vigilar el efecto del viaje en N. 
Fueron los últimos en bajar del autobús y asomarse a la gran nave por donde la gente va y viene. P cuidó que el impacto de la mancha urbana no le llegara al chiquito a lo repentino, distrayéndolo con un rompecabezas. Si bien los oídos advertían la precipitación, tiene tal confianza en su madre y es tan bueno el adiestramiento que ella le dio, que primero compuso un mapa sonoro para atender luego al otro.
-¿Le contaste algo antes para prevenirlo? -quise saber el lunes. 
-Bastaron nuestras fotos -las de 2008.
No se trataba de apaciguar el asombro, fuente suprema. La buena entrega era el tema, como en la interpretación de la sonata que escuchamos.
De niños va sobre todo la historia Tic-Cuac, también en el futón, el peldaño entre la sala y la cocina, el escritorio contra la ventana o los demás puntos del croquis pasional, jjj.
Por supuesto sufrieron agresiones en el camino: nueve retenes militares-policiacos, cuyo resultado nunca puede preverse; fila de ambulancias al acercarse a una gran ciudad; un transporte de carga recién robado, al parecer... Nada mayor.
¿Agresiones? Así debe llamárseles pues uno de los instrumentos más socorridos en esta guerra que se silencia, es el miedo. Eso para quienes representamos el súper, como muchos años atrás bautizaron a la capital los ladrones de una célebre colonia. El súper veinticuatro horas, en el cual hay de todo a la mano. Hoy también personas. Para nosotros, subrayo, porque los otros viven en la realidad y no son criaturas asociales estilo P, N, los nietos, mis vecinos y demás. 
En junio en Tampico, Tamaulipas, compañeros de una niña de siete años la atacan. “Jugábamos a la violación”, dicen. La madre denuncia y la maestra minimiza el hecho: “la niña tenía algo de culpa por ser la más bonita y coqueta del salón”.
El mismo día un poco al norte, en Reinosa, el gobernador "inaugura calle en honor al fundador del Cártel del Golfo". Y así ad libitum entre ciento veinte millones de habitantes repartidos en dos millones de kilómetros cuadrados. 
La Tic y yo nos entregamos a juegos prohibidos distintos a los de la película. Frivolizo, no lo niego, y de nuevo merezco el derecho a hacerlo.
Camino un buen tramo hasta casa, pues el meollo de la ciudad gigante conserva una relativa paz gracias a una sociedad que no paró de moverse desde 1968 y que de 1997 a aquí da el triunfo a la izquierda electoral pase lo que pase y la vigila -cuán optimista visión, jjj.
Las últimas doce horas giran dulcemente en mi cabeza. 
-0-
Durante el paseo nocturno con ella



  
Nacho López

-0-
Al insomne que duerme hora y media de noche pues se mangó seis durante el día, tócale divertirse con los piccolos por la mañana, mientras la Tic termina el sueño. 
Si bien desperté no por eso sino por el hábito que dejó nuestro rito. Ah, Cosa, perdí a la del balcón. Recuérdamela en los de E y P, anda, jjj. Eso: echaré piedritas a la ventana, asomarás y vestido de napolitano, los vecinos animándome con aplausos 
Torna, torna, ti prego. Vicini a te per sempre, jjj. Ma cómo se me da el italiano cuando estoy a tu lado. 
Por cierto, te ves guapísima en la foto con arco, jjj. 
No sabes cómo agradece la casita que la visitaras siquiera un momento. Y la azotea, claro, de no ser por el circo perruno que provocamos.
¿Sabrá doña Eleni qué tan socorrida es por mí?
Si lograra mantener el personaje del Mero picaresco, comediante.
De tú y yo, N y los nietos no diré palabra, que no hay manera de contarlo. 
-0-
Dos

Y a 1:49-50, con el volumen que tiene agregas

(Me cuesta un enorme trabajo encontrar traducciones a lo que canta esa mujer en griego -pues lo hace en varios idiomas-, excepto si las letras vienen de poetas o músicos muy conocidos. Tal vez es el caso y no lo sé. En un momento quizás dice "pero con sólo una mirada muchas cosas cambiaron".)

Duermes en el sillón agotada por la sorpresa que preparaste en la casita. Imagino cuál.
Mañana se mudan allí por el resto de las dos semanas.
Te contemplo entre la luz que llega por la ventana de este otro patio.
-0-
Antes de abrir la puerta reconozco el aroma: la Tic fórmula para limpiar este modestísimo espacio que vuelve a parecerse un poco al de 2008. Una nota sobre la mesa: 
No vayas a la azotea. A las nueve llega el plomero. No le preguntes nada y déjalo trabajar. Nos vemos a las doce.
Firma el dibujo de un reloj de péndulo con moño rosa y cucusito al lado, jjj.
Hago mi última madrugada de tabaco sin reservas, prendiendo velas y diluyendo vinagre en cubetas con agua, desde luego, para matar el olor y que el muerto no sea yo, jjj.
-0-
Callé mientras el plomero quitaba el techo semitransparente del patio interior y debí salir a encontrarme con P, N, S y E cuando él apenas montaba lo que presumo. 
Ahora en alocada, sonriente procesión los cuatro vamos adónde se obviará el Tic propósito: el gran parque para la venta de flores y macetas.
-0-
Hice de tu abuelo, Gesti, y contestas ahora como una nieta que dispondrá un buen cobijo para el viejo. Fuimos hermanos pequeños los dos y vienes a refrendarlo. Acompañaste el viaje con E y S y me quieres como viejo en quien tu enanito encontrará calor. 
Tu hombre debe cambiar de ciudad, no lo seguirás pues adoras el puerto con su pueblo fantástico, y pides a N que describa un hermoso cuarto en la casa ahora sólo de los dos. 
-Allí vas a dormir -dice el piojito y le pido detalles sobre cómo serán los diez días por mes que en adelante pasaremos juntos. 
-El río ya lo conoces, ¿verdad? ¿Y la escuela?
La Tic se decidió a llevarlo a la guardería, para socializar.
Pides a los nietos su teclado y volteas hacia mí:
-Y no tomaremos taxi.
Puf, te volviste una dictadora, jjj. 
-Con tanta carga quieres infartarme antes de que sugiera recordar el croquis sexoso, jjj.
N pregunta de qué va eso y a la P le da un ataque de risa.
¿Nos la cantas rumbo al Metro?
Sigue con la risa desatada, sin cantar, el enano le hace coro y entiendo:
-¡Las flores y las macetas!
-Esas sí se fueron en taxi.
¿A qué hora la cosa se volvió tan diligente para estos temas? La razón va entre los dos, mal pudiendo con la bolsa de ella. 
-0-
La privada está contenta, llegó su jilguero a quien ayer hizo cantar sin yo saberlo. 
Al estilo de S y E cuando vienen a este pobre hogar y todo piropean así sea un desastre, N entró diciendo ¡Qué bonito!, jjj. Bueno, es el departamento del Pupa de sus nuevos amigos y marioneta suya, por necesidad fantástico también para mí que no puedo reconocer la atmósfera de la cueva donde me escabullo y encuentro hace diez años. 
Calculo cuál es el motivo e incluso así parece una alucinación. ¿Sobredimensiono? La luz y el aire se transformaron por entero. La iridiscencia cambio de eje, a primera vista nace ¡en la cocina! y hay un vientecillo que circula por todos lados trayendo esencias inauditas. 
En P el semblante es de un efrit, genios de Las mil y una noches. ¡El patio del lavadero tiene ahora un tragaluz con ventanas!  
Y volvemos al principio, con la música y más, porque casi llegar en 2008 la Inesperada concibió esa solución
-Costó poquísimo, Cuac -se adelantó a mi discurso.
N creyó volvían al juego que tras el río es costumbre.
-Cuac, cuac...
Menudo lago sin lago, aquéllo, jjj. Terminé empapado de mujer y niño -qué fácil es hacer frases con facha ocurrente. 
-0-
Soy un dormilón de horario todavía más perturbado que lo no poco común, por los encuentros al amanecer con P, quien como en un sueño duerme en nuestra vieja cama, el hijo al lado, y aparecerá en cualquier momento, seguro, según sus hábitos.
No haré cuentas, sería una traición, sobre los últimos meses de ella con el N padre. ¿Calcular, pongamos, cuándo supo que él marcharía? Tampoco preguntaré por sus años juntos. 
Presumimos que todos necesitan el par de figuras paternales y, si se puede, las de los abuelos, tíos y demás. Hace mucho conocí por un libro extraordinario la súbita evolución de sociedades semiautárquicas en el extremo oriente a principios del siglo XX. Eran de muchas clases diversas a esta mononuclear nuestra
Al Ticcito le parecen naturales cosas que resultarán exóticas cuando vaya a la guardería. 
¿Y la Gesti y sus treinta años, sin pareja, aunque creo entender que el rompimiento no fue agrio ni del todo definitivo? 
En mayo compuso una canción para mí y apenas la descifro, digamos pedestremente. No hay prisa, se llama.
¿Y yo? Trabajo donde sea, al menos buena parte del tiempo, puedo intentar que en la ciudad-puerto se cree algo semejante a los talleres y hasta los viajes de ida y vuelta servirán para la comprensión.
Los fantasmas interiores y exteriores no hay modo de exorcizarlos y quién sabe cuánto la decisión anime nuestras locuras personales.
¿Idílicos otra vez, con nuevas representaciones? La Clown va a las playas de pascuas en ramos, conforme el dicho, y no diariamente como le gustaría. Pertenecen a la guerra mal solapada.
Cuando el piojito cayó, ella fue a sentarse en Uno, jjj, y pidió que la acompañara. Mi pecho contra su espalda contemplamos el asombroso resultado del domo transparente, que al anochecer nos sirvió a los tres de terraza para el té, jjj.
Hubo caricias y besos tiernos. Nada más pido... de momento, jjj -no es cierto. 
-0-
P no despertó en la madrugada, estaba hecha polvo por el trajín del día. Yo tardé en cerrar los ojos y los abro tras el clásico par de horas que en mí la pesadilla toma para incubarse, señal de algo más. 
No los escucho. Deben estar hermoseando la azotea.
Al fin Eleni Karaindrou encuentra su lugar. Ella y la película para la cual compuso esta música. 
El diario termina, lo demás sigue: a las 12:19 pm. con el canto de la Tic que llega saltando la escalera. A unos pasos, en una silla cuelga de los hilos el Cuac de N. Tomo prestado el diálogo:
-Un día te pregunté ¿cuánto dura el mañana?
-La eternidad y un día (...)
-Todo es verdad y espera por la verdad.
(Perdón por vulgarizarlo, don Teo Angelopulus.)



PD 1





Había nubes de verano gran valle rebotando en tus ojos y no era N quien danzaba sino la azotea, que así ordenaron los pies.
De miradas hecho el viejo. De miradas.
Escribo con Tic pasos desde la recámara hacia mí... ¡descalza, coño!, jjj. 
-¡Esto no es tu pueblo!
-¿No?
Se sienta en mis piernas.
-¿Ahora sí?
¿Alguien quiere de hogar un Nothingman? 
Tan pequeños los dos, tan a la deriva bajo el cielo, como cualquiera, nuestras historias no cuentan.
Las gigantescas oleadas de dolor viniéndose encima.
-¡N, N, N!
Y E y S. 
Sólo eso importa. 
Las mareas mudan y no hubo año sin ellas.
-Esta mañana "¿acaso no es algo?"
Para ti en tu Tac la Celebración.

PD 2 
11:14 pm y duermes abrazada a N con la ropa del día que no terminó, declaras así, y el viento estira una mano para acariciarlos por la ventana cuyo regalo celebra y es patio, perfumes de cactus, agua en rezumos a lo lavadero.
Levanto una manga para preguntar a las venas si resisten esa nueva Tic dosis con niño.  
El plomero arregló también la instalación que da luz al patio y cuatro lámparas de mesa y el pequeño departamento en una vecindad años cuarenta vuelve a los P primeros tiempos reinventado por ella según su vieja imaginación. ¿Es el mío?, ¿no necesitamos siempre la presencia del otro que aligere nuestra soledad ontológica?; ¿y los años con Él y el Nuevo, conservados en libreros, armarios, mesas, figurillas, aromas de cajones, cestas, cajitas, por quienes velaron mudanzas en fila? 
Eso me pregunto mirando el tragaluz, consciente de que la Tic atesora mi pasado como manantial en donde también ella bebe.
La primera noche dudé si debía ponerme algo semejante a un pijama. Lo hacía por N: ¿así era un Cuac pasando de muñeco a hombre con el cual compartiría la vida?
-Vinimos por B, no por su caricatura -había dicho ella cuando vio titubear mis hábitos en la cocina.
Notingman se hizo nueve coros a sí misma para que la Tic escuchara fuerte y claro.
Yo aquietaba su desazón en 2008. P corresponde en 2015.
A las 3:19 tus pasos de vuelta, tan S y E entonces. Sabes que esta vez no revisaré los pies. Pasas por detrás en silencio y como aquella tarde tengo miedo, pues vas a sentarte al sillón de cuero. 
La escena se repite o pareciera: ni tecleo ni me fugo. Pendo de los Tic ojos que recrean al viejo en el escritorio, y las palabras llegan mucho más pronto, con un efecto igual al de la dichosa tarde. 




P3







Joaquín Sorolla



Y así vuelven también los días poco antes de tu llegada
-0-
En un blog entre millones sobra aclarar el motivo de estas posdatas. 
Viene más a cuento Me arrepiento. ¿Oíste? 
¡Zoc!
-En delante te llamarás la Imprescindible.
¡Zoc!
-Mejor cuaquéame, ¿sí...? ¿Ah, no? "Pues lo lamento por las noches sin dormir."
-Cuac, cuac, cuac...
-0-
Previniéndonos la canción anda contra la hora. P fue de compras, a pie N y yo le hicimos compañía hasta el gran parque tradicional y Si te vi no me acuerdo, mujer, que para los machos hay mejores ocupaciones, como vagabundear. 
El cosito requirió siesta y henos aquí. 
Hablo poco de él pues no soy todavía abuelo certificado por T, su padre, y en temas infantiles cuesta trabajo referirme a alguien más que E y S. Están ahí a un paso, puedo verlos cuando quiera y no es el tiempo aún. 
Por algo puse el Madrigal, ya veo.
En el chat mi hermanita Dany sufre a la manera de quien sólo sabe amar sin control.
Madre e hijo se intuyen y los pasitos de N riman con los dos de P. Él por el pasillo, despertando, ella que llega por el patio. 
-¿Te maltrató el Cuac?
-Cuac... -vuelta a los picotazos entre ellos, jjj.
Al rato iremos juntos aquí
Y después a unas cuadras N escuchará por primera vez son cubano en vivo
A eso vamos y no más porque en la Júrame el sentido musical termina en los oídos. Según dicen, casos de su tipo se explican por sobra de pies: tres, cuatrapeándose, jjj. Ah, Tic, qué suerte la tuya cuando me fijé en ti.
¡Zoc!
-0-
Pongo el blog sólo para autores. Si quiero dejar constancia ¿a qué exhibirnos? Diez minutos después lo reabro, jjj.
Sumaré una parte de esto a La pasión según FB, P. ¿Puedo? 
Me dirijo también a ustedes, nietos, como en cuanto hago, ¿y a N? Apenas nos conocemos, piojito, y es injusto que momentos de la historia de tu ma te lleguen a través mío. Con el tiempo ella decidirá mostrarte o no este diario perdido en quién sabe dónde con otra docena de historias semivirtuales.
¿Así termino la serie? Quizá debería sumarle una muestra de la animada actividad en el chat y los talleres, que usan páginas FB para conectarse y publican revistas ventosas.
No estaría mal tampoco consultar nuevamente al analista, pues empeora mi salud mental, magra por naturaleza. 
Viejo, no soy aficionado a otras drogas que trae el híper y sus socios y hasta los celulares me producen rasquiña. 
Uy, falta la porno adicción, jjj, y la rapidez con que trabajo gracias a los buscadores. Sólo así pude hacer un libro en cinco semanas. ¿Y la música? No hay de todo y continuo rabiando porque geniales cosas en mis discos falten en Youtube and cia. A cambio conocí un apenas concebible número de compositores, intérpretes, conciertos. Se nota la indigestión, ¿verdad? 
Mis sencillas, revolucionarias cintas, jjj, hoy serían esmeraldas y diamantes codiciadísimos -¿voy al Google tumbaburros para precisar el tema joyas?
-0-
Duermes en el futón tapada por una de las telas aquéllas. Primero arrullaste al pequeño y ahora necesitas que lo hagan contigo.
Te quise como un loco y esta vez, salvando la broma, a lo cuerdo sin mesura, contradicción aparente pues no me lanzo sobre tu boca, tu piel, tú entera, cada minuto juntos, y son todos. 
Que me debes año y medio, dije. No buscas una pareja, los romances de ocasión te salen sobrando, y no puedes desperdiciar esa parte de la vida. Estaré contigo hasta que muera y si fui sabio en 2008, mucho más cuando asuma bien a bien el único papel que debo. 
¿Quién dejará los "ojos de almacén" y los "tambores árabes" en tu puerta, "señora de los ojos tristes"?
Sólo ella y yo tenemos permiso para comentar el blog, así que al llegar el aviso sé que despertó, lee y escribe:
Necio, recogí los tuyos. Pon la canción de nuevo -con volumen, quiere decir.
Jugamos, ganándonos por ello el derecho a intentar cuanto se nos antoje, escucha en este diálogo virtual a cuatro metros de distancia. El paraíso no existe, me cuesta la vida reconocer viéndote así, perfecta para este hombre pequeño, tuviera la edad que fuera. Nos lanzaron de ahí, ¿recuerdas?, por tu atrevimiento, aseguran, y tal vez es cierto, si en verdad lo regenteaba un señor, sinónimo de padre, padrote, menudo cabrón por antonomasia. 
Uf, qué dramático me puse y pesadillesco obligadamente: quien vive en el edén una semana, como yo ahora, si aspira a más no le queda sino soñar con el infierno. De desalojarnos otra vez... buscamos una sociedad sin biblia, ¿no?
¡Cuaquéame, por fa, y detén mi delirio!, jjj -menudos pretextos se busca uno para que lo besen. 
-0-
N repite el proceder de cuantos quedan a dormir en la casita, y asoma por el pasillo cuando amanece. 
-¿Quieres leche?
-¿Qué haces?
-Ven.
Yo intentaba que viera el patio a esta hora y le interesa la pantalla. Lo paseo por aquí, pregunta por el niño de Sorolla. 

-¿Se parece a ti?
Voltea a mirarme y sonríe. 
Ángeles extraños, cantando sólo para mí 
(Mis horarios de sueño están desquiciados. Traicionaré por la mañana, ¿sí, Tic?)
-0-
La Gesti lee un cuento a N antes de dormir y él parece no escucharla, revisando el lugar: las paredes que claman nueva pintura, los techos altos y las lámparas con plafones de cristal, una televisión vieja, mis recuerdos aquí y allá, que encarnan y no en objetos. 
No soporté más y visitamos a los nietos, para contento de todos. Especialmente en el parque donde los llevaba a veces con ella y que ellos tenían tiempo sin ver.
A golpes nuestra relación en el último periodo, la edad se diría les hizo olvidarla por más fructíferos asuntos, y la recuperan con una extraordinaria facilidad, jjj. Sumamos a N y P cuidando el trato hacia él y no hacia su ma, por quien babean los esdrújulos y así tienen modo de tentolear, jjj. 
La Tic canta bajito una nana que compuso. Mi niño es un río...
Mientras, esquizofrenia pura y por fortuna pues los sanos hoy cortan cabezas y desollan, dedico un rato a La casa del horror.  
-0-
El colmo: la seño avisa que en media hora cantará la nana para mí.
-Hay una mejor manera de hacerme dormir.
-Ajá, después de cinco horas en Uno, Siete o/y Dieciséis.
-Que yo sepa, al Adán jamás se le restringió el alimento, jjj.
Dejo un regalo para el insomnio Tic


-0-

Llueve, como es normal en el verano de nuestro valle, donde las cuatro estaciones están bien definidas.
Los nietos pasaron por N, hago que trabajo y la Tic canta en la azotea a pedido de los vecinos, arreglando el único, luminoso cuarto allí. 
Puse la canción porque es entrañable y...

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