jueves, 21 de mayo de 2015

Maletas

-¿Estás loco? ¿Qué coño vamos a hacer allí?  
-¿Pensaste alguna vez en venir a México, abuelo?
-No.
-¿Y no es genial el país?
-Pa enredarme se necesita uno mil veces más listo que tú, crío.
-Jejeje.
-¿De qué te ríes?
-De tu insistencia en llamarme crío cuando tengo casi siete años más que tú.
-Sí, pero para mí siempre serás eso. Para mí y para cualquiera, que parece que sigues jugando en el arenero.
-¿Me pasas las camisas que están sobre la cama?
-Si piensas que ya me diste la vuelta, estás más loco que una cabra. Y mira el desastre este. ¿Así se dobla la ropa? Cago en Dios. Y para de reírte o te meto un carrujo de dinamita ya sabes dónde. ¿Y si te digo que no voy?
-No bromees.
-Qué río Níger ni qué ocho cuartos.
-Pues te quedarás como los patitos.
-Déjame de patitos. ¿Cuáles patitos?
-Los de la canción: comiendo mosquitos.
-Vete a tomar por culo, queridísimo nieto.
-¡Abuelo!, jejeje.
-¡Vecino, llegó el taxi!
-Ya está la maleta.
-Ni sueñes que me has liado. ¡No voy!
-Pues no te creo.
-¿Ah, no?
-No me dejas ni aunque vuelvan a convocar a la revolución.
-Exagerao.
-Piénsalo dos veces: un río de misterios, el origen de la humanidad...
-Y calor y mosquitos y no ver más a los pequeñajos. Con la medida que les tengo tomada para driblarlos...
-Por favor, si tiro por viaje con los túneles que te hacen quedas peor parado que la estatua de Carlos V cuando le quitaron el caballo.
-¿Yo? Te estás buscando unas hostias...
-¡Vecino, que sale o el taxista lo mata a navajazos!
-Vamos.
-Cago en Dios tres veces.
-Anda, que en llegando te compro un pandero muy guapo.
-Panderos a mí... Trae aquí eso, que no sabes cargar. Ya me veo haciendo de todo en ese lugar, con lo torpe que eres.
-¿Remar sabes?
-Cago cinco tantos ahora. Cuatro mil kilómetros de ida y vuelta no sé cuántas veces. ¿Preguntaste si de veras es el río todo?
-Minucias.
-A este, mátulo.
-0-
El abuelo en la última función no es el de cuando lo busco en sus tierras y encabeza la Corte de Medianoche y con Agustín y los demás no descansará hasta demostrar que nacimos Para morir iguales.

Tampoco es en su justa y para ambos, él y yo, difícil representación en Desde la azotea, 1.