-Igual.
No responderá Jodido, entonces, porque así cuál diversión.
-¿No vas a devolverme la cortesía? -parece pensar y sigue. -En fin, nada más pasaba.
-Está bien -respondo, camina tres pasos, voltea para ver si lo consideré y sin encontrar cambios readecúa la fórmula.
-Te ves bien.
Toca a mí mover y, sino tiene caso, el día es perfecto e invita a hurgarlo.
-Y tú riquísima.
Experta, duda, presumiendo su inmejorable estilo andrógino.
-¿Quieres cogerme, para variar?
-Aquí, contra el portal.
-¿Ah, muy cabrón?
-Más bien, bocón, jeje -contesto en espera de que literalmente desenfunde, pues Billy The Kid enviaría su postura y no usa armas solo porque no necesita, según cree. ¿O siempre lleva una bajo la reglamentaria blusa a cuadros, cuya exhibición cuida cuando se desnuda?
-Ya, en serio, ¿qué tal?
-Tranquilo ahora.
-¿Por?
-Cumplí.
-Explícate.
-Soy viejo, pues. Bienaventurado, jeje -agrego recordando mi frase hecha.
-¿Fuera de los problemas?
-Sí.
-Chido. ¿Quieres un café?
-Va.
-¿Era allá? -señala con la cabeza.
-Ajá.
Caminamos, me empuja al antiguo modo.
-Vas a descuadernarme, jeje.
-Eso sí lo aguantabas bien.
-También aquéllo, jeje.
-Genio y figura.
-Mera broma.
-No te creo.
-Prueba.
Jamás tuvo reparos, así que su boca se pega a la mía mientras tentolea donde debe.
-¡Quieto! -le ordeno al fulano culpable de tontería tras tontería, jeje.
-Retiro lo dicho -dice apartándose y no lo hace por halago.
Terminamos en el parque.
-Leí tu blog.
-No se trataba de ofender a nadie.
-Mentiroso.
-Bueno, sí. Era la última y nos vamos.
-O sea, que quieres más pero te haces buey.
-No, juro. Realmente cumplí.
Intento dejarle clara la diferencia: ella casi empieza a vivir, lo duro está adelante, yo puedo darme por satisfecho, pasar los días en esa banca.
Tal vez entiende porque se pone de pie y despidiéndose desganada dice:
-A lo mejor nos vemos por ahí.
Va con el estilo descompuesto, creo percibir.
Los gorriones continúan en lo suyo. Yo también, pensando:
-Lo siento.