sábado, 29 de febrero de 2020

Mi vida por una foto, o Stalingrado

Agradezco a quienes entraron desde Colombia, aunque me parece que buscan algo aquí inencontrable.


Tras dos días la nota se autocensura y si en principio triunfa el título emboscado, al terminar parece... ¿qué?

Pasé el video a la joven capaz de ser al fin porque él CENSURADO y
 ella CENSURADO.
En todo caso, valían las largas consideraciones del hombre en la marcha de regreso al primer día, durante la cual esperaba precisar si fue de a pocos o de un golpe y cuándo, el descubrimiento cada amanecer de las calles en ruinas por la batalla del deseo en la víspera. Los cadáveres se los había llevado la noche para acunarlos entre los millones anteriores, pero las ventanas, el asfalto, el cielo raso de la ciudad por debajo de las nubes gritaban en sus oradaciones, y la procesión rumbo al trabajo o a la escuela tenía un aire fantasmal. 
Eso resume apuntes que comparan la batalla por la vida cotidiana con una obra única, cuyo escenario mayor es el asalto nazi a Stalingrado.
-0-
Cumplieron su labor Cuadernos y ahora puedo abandonarlos sin pena.
Anoche, aguardando en un hotel, no existí más y como si fuera invocada ella apareció en mensajes.
"Si no es casualidad CENSURADO."
Yo esperaba por una foto que tomarían horas después. Cuando estuvo en mis
manos no soporté más. Subí al estúpido auto a cuyo volante iba quien salía sobrando y la carretera era otra monumental tontería contra una gigantesca barda que la rapiña levantó.
-Un Metro, por amor de dios -rogaba, y lo tuve.
En el vagón fui el hombre más hermoso que jamás existiera, mientras la joven hurgaba no CENSURADO sino donde debía.
Le pasé el clip pidiéndole que durmiera. No volveremos a encontrarnos.
Batallas. Nadie puede llamarse a engaño.
-0-
Puse el video con subtitulos por si la sencilla canción era malinterpretada. ¿Amores románticos? Sí, van en la canasta básica de esa diaria batalla cuyo fondo descubren las imágenes.
Autocensurarme es el cierre ideal para trece años transcurriendo por una pantalla.
Aun así, joven mujer, pongámonos palomita los dos. Cada uno ganó su batalla y fue en colaboración.
Cuando se le encara, el mundo puede ser algo muy cálido.


                      

domingo, 23 de febrero de 2020

Diálogo con Anónima

-¿Cómo estás? -pregunta confiando que le mienta y me diga otra vez Bueno, si te lo crees, para engancharme con el enojo, dar media vuelta y si te vi ni me acuerdo. 
-Igual. 
No responderá Jodido, entonces, porque así cuál diversión. 
-¿No vas a devolverme la cortesía? -parece pensar y sigue. -En fin, nada más pasaba. 
-Está bien -respondo, camina tres pasos, voltea para ver si lo consideré y sin encontrar cambios readecúa la fórmula. 
-Te ves bien.
Toca a mí mover y, sino tiene caso, el día es perfecto e invita a hurgarlo. 
-Y tú riquísima. 
Experta, duda, presumiendo su inmejorable estilo andrógino.
-¿Quieres cogerme, para variar?
-Aquí, contra el portal. 
-¿Ah, muy cabrón?
-Más bien, bocón, jeje -contesto en espera de que literalmente desenfunde, pues Billy The Kid enviaría su postura y no usa armas solo porque no necesita, según cree. ¿O siempre lleva una bajo la reglamentaria blusa a cuadros, cuya exhibición cuida cuando se desnuda?
-Ya, en serio, ¿qué tal?
-Tranquilo ahora. 
-¿Por?
-Cumplí. 
-Explícate. 
-Soy viejo, pues. Bienaventurado, jeje -agrego recordando mi frase hecha.
-¿Fuera de los problemas?
-Sí. 
-Chido. ¿Quieres un café?
-Va.
-¿Era allá? -señala con la cabeza. 
-Ajá.
Caminamos, me empuja al antiguo modo.
-Vas a descuadernarme, jeje. 
-Eso sí lo aguantabas bien.
-También aquéllo, jeje. 
-Genio y figura.
-Mera broma.
-No te creo. 
-Prueba. 
Jamás tuvo reparos, así que su boca se pega a la mía mientras tentolea donde debe. 
-¡Quieto! -le ordeno al fulano culpable de tontería tras tontería, jeje.
-Retiro lo dicho -dice apartándose y no lo hace por halago.
Terminamos en el parque. 
-Leí tu blog. 
-No se trataba de ofender a nadie. 
-Mentiroso.
-Bueno, sí. Era la última y nos vamos
-O sea, que quieres más pero te haces buey. 
-No, juro. Realmente cumplí.
Intento dejarle clara la diferencia: ella casi empieza a vivir, lo duro está adelante, yo puedo darme por satisfecho, pasar los días en esa banca.
Tal vez entiende porque se pone de pie y despidiéndose desganada dice:
-A lo mejor nos vemos por ahí. 
Va con el estilo descompuesto, creo percibir. 
Los gorriones continúan en lo suyo. Yo también, pensando:   
-Lo siento.   


lunes, 3 de febrero de 2020

Divagaciones. Obra a duo con la Inesperada

Si consigo hacer las cosas bien habrá un cuaderno que se nutra con La eternidad y un día y otro remitirá a Terciopelo azul -Molholland Drive es demasiado para mí, Mr. Lych, perdone usted.
-¿Este es mi Leaving Las Vegas? -pregunto a la Inesperada. -¿Adónde fue Sara cuando sepultaron a Ben?
-Te seguiré el juego, Cuac, sin decir que puedo morir antes que tú, porque N tiene ocho años. Voltea a mirar alrededor de los casinos. 
Bugsy Siegel fue el visionario que, creando Las Vegas donde parecía absurdo, mostró a los capos estadounidenses su provechoso futuro. Laven dinero, no lo manchen, les gritó. Aquí está ese hombre, idealizado cinematográficamente. 
-¿Por eso preparas a N para el desierto?
-En plural. Hay tres en esos lados, y algunos poco más allá.
-Nuestra historia no es muy larga.
-Para ti. Nos encontramos a mis veintidós. 
-Quiero decir, la última parte. 
-Empezó en 2015. 
-Disculpa. Como entonces yo había comenzado el lento suicidio...
-No estoy segura de eso. ¿En verdad nunca creíste que viviríamos juntos? Subrayo la palabra, eh.
-Ben no me parece un fantasma en esos días finales. 
-Ay, amor. 
-¿Lo soy, incluso ahora?
-Aquél viaje a tu patria prometida ofrecía otra cosa y se cumple... ¿cuánto tiempo?
-Dos años y un mes. ¿También cuando nos despedimos había promesa?
-No dirijo un asilo, mi señor. 
-Ya sé.
A pura divagación la llevo hoy. Primero, Ni descubrimento... De madrugada con P.
-Recuerda la canción que ponías y ponías al principio, en "canón", jeje.
-0-
Todavía queda tiempo para encontrar quien me substituya en esa mentada charla sobre La conquista. No importa cuál sea el público, aunque conozco al que me dirigiré, ocho años tiempo completo, primero, y luego treinta cavilando sobre el tema, no tiene sentido intentar volcarlos allí, donde no importa cuánto haga se me reclamará, jeje.
-Eso es justamente lo que quieres.
-Tic, estás despierta.
-Sí, para decirlo. Vivir también es pelea, aunque lo niegues.
-¿Contigo, jeje?
-Ponte serio, Cuac. Te molestan, respondes, se arma un desmadre, renuncias, vuelves porque piden...
-Apiadándose.
-No importa. Revisa esta serie de ¿diarios-viñetas, las llamas?
-Sí.
-Sufres, juegas, eres un suicida, después renaces... Y escribes, escribes, escribes.
"Películas son películas. Nosotros no. ¿Que imito a Sara? Solo porque sé, , que amas esto como nadie que conozca. Llegué a tu casa escondiéndome del mundo y tú... Tengo música, tengo N, aldea... gracias a esos días. 
"De ti aprendí a vivir. Ahora te chingas, jeje."
(Este diálogo se produjo tras Un extraño sueño, en el mismo día. 2:16 am del martes 4.) 
Treinta minutos después
-Seguro ya lo compartiste. 
-¿Te molesta?
-Claro que no. Solo comprobaba. ¿Dónde estás?
-No lo voy a decir.
-Casi escucho el motor del autobús, jeje.
-Prepara el desayuno, pues, jeje.
Luego de dos horas, sin compañía al lado, la noche campirana pasando rápido ante mí, no dudo más y evoco nuestro viaje aquél. 
Me convenciste: contigo rejuvenecería. ¿Y tú? ¿En qué momento debería marcharme, para que no cargaras los dolores de mi final? La muerte es lo inadmisible. Seguir estando sin estar, en eso reside todo entonces. Como E y S te harías viejita y sobre un mapamundi preguntarías: ¿Dónde andará?