Llegaste a fines de diciembre, cuando ellos estaban en la playa y pude dedicarme enteramente a ti.
201X
"Sur, geografía profunda"
Apenas regresé las hermanitas me convocaron, no hubo tiempo para contarles y el día siguiente amanece con cuatro parejas y media durmiendo como pueden y quieren en la casita.
Sombras, todos iluminamos... la sombra, claro, y cada una a su modo. Yo parezco estar allí y cada vez más ando en otra parte y ruego se marchen los demás para ocupar de nuevo mi soledad.
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Este apunte no debería estar aquí, E y S, donde sólo cabe lo trasegado. ¿Simplemente me equivoqué o nos conduzco a un punto oculto también para mí?
Las primeras búsquedas, a los veinte años, fueron hacia el norte. ¿No había o no entendía el abismo?, pregunto al yo de entonces, que no puede contestar, así estemos cara a cara, en presente los dos. Presente perfecto hoy, aclaro, pues apenas contengo la necesidad de hablar con la Inesperada.
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"Sur, geografía profunda", pues. Saco de la maleta los papelitos que encontré en el cuarto de hotel cuando esa madrugada una semana atrás no había más donde escribir. Huelen a trópico húmedo, mil seiscientos metros sobre el nivel mar, deducimos entre la niebla, pues los cafetales necesitan altura y de mañana hubo una visita a ellos:
El lago frente a mí tiene una calidad fantástica con su cordillera al fondo. ¿Existe o es nuestro hotel quien nada en la imaginación, sólido que se desvanece en el aire contra esa terca tierra bien enraizada en milenos de historia, como las montañas que un volcán corona?
Recuerdo Hombres de Maíz, esa monumental novela. Inicia así:
—El Gaspar Ilóm deja que a la tierra de Ilóm le chamusquen la ramazón de las pestañas con las quemas que
ponen la luna color de hormiga vieja...
El Gaspar Ilóm movía la cabeza de un lado a otro. Negar, moler la acusación del suelo que estaba dormido con su petate, su sombra y su mujer y
enterrado con sus muertos y su ombligo, sin poder deshacerse de una culebra de seiscientas mil vueltas de lodo, luna, bosques, aguaceros, montañas, pájaros y retumbos que sentía alrededor del cuerpo.
—La tierra cae soñando de las estrellas, pero despierta en las que fueron montañas, hoy cerros pelados de Ilóm,el guarda canta con lloro de barranco, vuela de cabeza el gavilán, anda el zompopo, gime la espumuy y duerme con su petate, su sombra y sumujer el que debía trozar los párpados a los que hachan los árboles, quemar las pestañas a los que chamuscan el monte y enfriar el cuerpo a los que atajan el agua de los ríos que corriendo duerme y no ve nada pero atajada en las pozas abre los ojos y lo ve todo con mirada honda."
Me muevo allí sin dejar huella, S y E, pues no hago sino acurrucarme. Si algo aprendo no servirá para nada ni nadie, incapaz como soy de traducirlo y tengo a la edad en contra. Ocasionalmente lo que me pasaba desapercibido se descubría madurando dentro de mí. Ahora lo aprovecho por instinto. ¿Para qué? Imposible saber.
Sigo en la azotea a mis ocho años. Sólo llegan reflejos. Entre el campamento, Lupita es una nueva Felícitas.
2022, septiembre.
Diario de un posible, digno, amoroso suicida
Todo parece un juego esta noche cuando "Detienen (...) al general investigado por el caso de los estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos" y muertos -cinco, no se olvide.
"entre los oficiales del ejército durante el festival en honor a las fuerzas armadas", que así demostró su absoluta institucionalidad.
Yo quería hacer entonces una Comedia humana sin letras, ¿recuerdan?, y Ana soltaba su célebre frase:
-Caminamos porque tropiezas.
-No, Cosa -le respondí entonces y confirmo ahora. -Ando porque ando y doy tumbos obligadamente.
Hasta morirse por voluntad requiere humor. Démoselo, en cuanto este viejo pueda y no hoy, noche del mexicano Grito (perdonen, conciudadanos, que me produzca profunda hueva su celebración, jeje, equivocándome de medio a medio.) Ya que G... Ay, disculpen otra vez, no la he introducido, y además antes necesito traer muchas notas previas. Bueno, puedo hacerlo luego y mientras contextualizo el día, extraordinario en varios aspectos. Respecto a México lo ilustran dos programas periodísticos. Uno termina delirando y ese es su quid.
Véase de 1:57:58 en adelante
El otro
¿Por qué me busca esa joven de diecisiete años, G, a quien no conozco y vive en otra ciudad y escribe en dos idiomas con entera corrección? Su cuenta es falsa, confiesa, y entiendo sus motivos. No sabe que hace tiempo considero la posibilidad de darme un digno, amoroso suicidio.
Por ello es droga que consumo ansiosamente y vuelve los días un apasionado viaje. Busca en este setentón a un confidente.
Continúa, entonces, la obra de Tú,
"Duermo 13 horas de 24 y en todas sueño. Lo que mas hago es soñar", dijo. "...el siguiente fue uno en el que veía las estrellas. Y dormía ahí, en la azotea."
"¿En verdad lo hacías o soñabas?", pregunté.
"Lo soñaba. Pero lo sentía real."
Muy parecida a mí, entonces, traje a cuento mi obsesión de días anteriores, citando al celebérrimo dramaturgo al cual Víctor Hugo considera creador de la modernidad literaria:
-Soy una muchachita. Tú deberías guiarme, jaja.
¿Le confesaré mi apuesta? Saldría corriendo, jeje. Bueno, quizás me equivoco. Pero no lo haré, por si acaso. La necesito, vida que palpita como nunca antes y después.
-0-
"Fumar es un placer, genial, sensual", cantaba una artista española del franquismo que en la chaise longue daba diez chupadas al cigarro cada veinticuatro horas para esperar "al hombre que yo quiero". Era cualquier cosa excepto ingenua, pero del tema sabía pura chingada, jeje.
Mis ceniceros, en cambio, murmuran secretos. Por ejemplo, que G comparte lugar con la última Eterna, rubísima, bajita, de alabastro, a quien preguntaría tontamente y no ¿De dónde saliste?, pues, fresca, la memoria reconstruye los escenarios en los cuales fui a encontrarla, y, cierto, no corresponde a mis arquetipos femeninos.
Pruebo con ella sensaciones inéditas, cuyo origen tardaría en precisar para ustedes, pues tengo que rastrearlo un océano lejos, por cuartos de posadas y hoteles familiares cincuenta y tantos años atrás.
No jugaría al amor contigo, muchacha, y con Eterna Septiembre 2022 empecé apenas vernos. Ya dijo Quevedo: seré cadáver pudriéndose y la pasión seguirá allí. Véase de 1:57:58 en adelante
El otro
¿Por qué me busca esa joven de diecisiete años, G, a quien no conozco y vive en otra ciudad y escribe en dos idiomas con entera corrección? Su cuenta es falsa, confiesa desde el primer momento, y entiendo y no sus motivos. No sabe que hace tiempo considero la posibilidad de darme un digno, amoroso suicidio.
Por ello es droga que consumo ansiosamente y vuelve los días un apasionado viaje. Busca en este setentón a un confidente.
Continúa, entonces, la obra de Tú,
"Duermo 13 horas de 24 y en todas sueño. Lo que mas hago es soñar", dijo. "...el siguiente fue uno en el que veía las estrellas. Y dormía ahí, en la azotea."
"¿En verdad lo hacías o soñabas?", pregunté.
"Lo soñaba. Pero lo sentía real."
Muy parecida a mí, entonces, traje a cuento mi obsesión de días anteriores, citando al celebérrimo dramaturgo al cual Víctor Hugo llama creador de la modernidad literaria:
-¿A comprender? Soy una muchachita. Tú deberías guiarme, jaja.
¿Le confesaré mi apuesta? Saldría corriendo, jeje. Bueno, quizás me equivoco. Pero no lo haré, por si acaso. La necesito, vida que palpita como nunca antes y después. Seguirá intercambiando mensajes solo en cuanto tenga un escucha al cual, por error, considera maduro e inteligente.
"Fumar es un placer, genial, sensual", cantaba una artista del franquismo que en la chaise longue daba diez chupadas al cigarro cada veinticuatro horas para esperar "al hombre que yo quiero". Era cualquier cosa excepto ingenua, pero del tema sabía pura chingada, jeje.
Mis ceniceros, en cambio, murmuran elaborados secretos. Por ejemplo, que G comparte lugar con la última Eterna, rubísima, bajita, de alabastro, a quien preguntaría tontamente y no ¿De dónde saliste?, pues, fresca, la memoria reconstruye los escenarios en los cuales fui a encontrarla, y, cierto, no corresponde a mis arquetipos femeninos.
Pruebo con ella sensaciones inéditas, cuyo origen tardaría en precisar para ustedes, pues tengo que rastrearlo un océano lejos, por cuartos de posadas y hoteles familiares cincuenta y tantos años atrás.
No jugaría al amor contigo, muchacha, y con Eterna Septiembre 2022 empecé apenas vernos. Ya dijo Quevedo: seré cadáver pudriéndose y la pasión seguirá allí.