sábado, 9 de febrero de 2019

Níger

Deshaciendo enredos, si los hay.

Ustedes, E y S, tenían dos años y medio y casi por fuerza terminó el romance.  por tanta contidiana convivencia su má, esposa de Él, y yo, peleamos. Tardaría en verlos y quedé a solas con la Tic.
Por ahí está contado cómo empezaron nuestras charlas sobre el Magreb, que yo conocía un poco,
Biafra, 1968


y los delirios de mi amita con el desierto. Entonces y accidentalemente vino la extraña oferta: ser misionero cultural río Níger a lo largo. 

África negra llevaba décadas de conflictos étnicos que culminaron en Ruanda y... no pregunten más pues no tengo respuesta sobre lo que aquello se proponía y su aquiesencia en mi caso -creo que buscaban parias dispuestos a morir sin una queja, justificando dineros malhabidos (exagero por vez número mil pues cuando menos entre músicos la cosa era sería).
Ruanda, 1998
Aunque el proyecto no se concretaría, Paula y yo pasamos meses fantaseando. 
Entonces, ya saben, en acuerdo con su madre la hice marchar.
Después escribí: 
Al pie del Río Níger estamos el abuelo, Nabor el Sabio Analfabeta, otros y yo, espectros para quienes entran y salen por la doble puerta cantinera al lado y estiran una moneda a manos que asoman desde la sombreada cama de papeles. No mendigamos; pagan la paz transmitida por nuestro semi invisible espectáculo.
Casualmente cerca de casa había un antro que copiaba el nombre al río.


   
(Visto las notas para irla pasando en días que no corresponden a lo fechado por el blog, donde suelo copiar cosas viejas.)
Están más que al tanto sobre mi periplo posterior surcando aguas de albañal. Sin ellas no habría conocido está ciudad en sus pústulas -vuelvo a inflar los hechos, pues bordeé apenas las entrañas más tristres, que Octavio y otros frecuentaban participándomelas hasta pasmarme.